El Barcelona, que había logrado una ventaja de 4-1 en la ida, firmó ayer una debacle histórica al caer 0-3 en el estadio Olímpico contra el Roma, lo que le dejó fuera en los cuartos de final de la Liga de Campeones. Los goles de Dzeko, De Rossi y Manolas, con un cabezazo en el 82, le dieron al Roma un pase de ronda épico ante un Barcelona que nunca creó concretos peligros y que terminó castigado por su pasividad. El resultado global de la eliminatoria es de 4-4, pero el Roma selló el pase a las semifinales por el mayor número de goles anotados fuera de casa, gracias al tanto firmado la semana pasada por Dzeko en el Camp Nou. El conjunto romano se quedó varios minutos en el césped al finalizar el encuentro para celebrar una auténtica hazaña, ya que no llegaba tan lejos en la Copa de Europa desde 1983-84, cuando perdió la final.

El técnico del Barcelona, Ernesto Valverde, apostó por el mismo once que triunfó 4-1 en el partido de ida, con Busquets que salió desde el comienzo pese a que no estuviera al máximo de la forma tras la fractura sufrida en un dedo del pie derecho. Valverde advirtió en la rueda de prensa previa al encuentro de que su equipo necesitaría equilibrio para defender el 4-1 de la ida y por eso apostó por mucha calidad técnica en el centro del campo, para gestionar más la posesión del balón.

Sin embargo, el Roma salió con un 3-5-2 que le dio grandes dividendos, ya que la superioridad numérica en el centro del campo dificultó notablemente la circulación de balón de un Barcelona que no podía salir con muchos toques desde la defensa y que estaba obligado a unos pases largos. El 1-0 de Dzeko desató la euforia total de los 56.500 aficionados del Olímpico. El Roma fue el dueño absoluto de la primera mitad, en la que presionaba con gran orden y creaba peligros al Barcelona en el juego aéreo. Además anuló completamente a Messi en los primeros 45 minutos y envió al Barcelona a los vestuarios con la obligación de cambiar de actitud en la reanudación para evitar desagradables sorpresas.Sin embargo, la segunda mitad empezó con el mismo guión que la primera, con un Roma muy agresivo que apretaba con todo en busca del gol.

Ante un Barcelona todavía muy pasivo, Dzeko recibió un pase al hueco, defendió el balón y esperó a que Piqué le tocara para forzar una pena máxima. Clement Turpin se tomó algunos segundo para pensarlo y al final indicó el punto de penalti. Se encargó de la transformación De Rossi, que superó a Ter Stegen con un derechazo para subir el 2-0 al marcador (m.63) de un Olímpico que iba creyendo cada vez más en sus opciones.

Estaba demasiado pasivo el Barcelona para contener a un Roma que, tras tanto anhelar el tercer tanto, pudo celebrarlo en el 82, cuando Kostas Manolas anticipó a todos en el primer poste y cabeceó un centro de Under enviando el balón entre las mallas.

Los últimos minutos se vivieron con enorme intensidad, con un Roma que se encerraba atrás para defender su portería y el Barcelona que se volcó al ataque con todo para salvar una prestación completamente insuficiente. Ya era demasiado tarde para el equipo de Valverde.