El equipo juvenil del Real Madrid es el nuevo campeón de campeones tras superar ayer en la final jugada en el estadio de O Couto al Málaga, que defendía el título logrado la temporada pasada en Almería en una tanda de penaltis. El equipo andaluz volvió a tentar la suerte un año después, pero le salió cruz. Emulando a sus mayores, el equipo entrenado por Guti marcó el gol que le daba a los madridistas la séptima Copa de Campeones cuando el tiempo se les echaba encima. A cinco minutos del final de la prórroga, en un lanzamiento de falta desde el vértice izquierdo del área, el capitán Óscar encontró el único punto débil del agigantado portero del Málaga. Con suspense, y por justicia, el estadio ourensano vitoreó al campeón.

Una expulsión interfirió en el signo blanco que tenía la final. Mandaba el Real Madrid, sin estrujar. Sus mediocampistas buscaban la grieta en un Málaga replegado, con la lección bien aprendida para frenar a los Fran García, Toni, Alberto, Franchu o el propio Óscar. La primera media hora quedó compendiada en una exhibición de habilidad y cintura de Óscar en el área resuelta con inocencia. Kellyan sacó con los pies la opción más clara de los madridistas y también cortó un pase de gol de Alberto.

Poca área para inclinar una final que se equilibró con la expulsión exagerada del mediocentro blanco Martín a los 31 minutos. El Málaga, que solo había invocado el gol en un mano a mano del lateral Robles con el portero, recogiendo un envío de Maty, pasó a dominar. El intercambio de papeles tampoco originó situaciones de gol.

Dely Valdés cambió en el descanso a su jugador amonestado. El Madrid volvió con apetito y Toni Robaina, con un regate de claqué, fabricó la primera ocasión clara. Enfrente, Eppy remató flojo una estrategia, arma predilecta de los malaguistas. El gol volvió a estar cerca del blanco, en una incursión entre quiebros de vértigo de Franchu por la izquierda. Falló estrepitosamente David Gómez en el remate. Superado el 60, Franchu volvió a intentarlo, desbordó y su remate se fue paralelo a la línea de gol.

Para el Málaga, Joel ofreció otro disparo de fogueo a servicio desde la derecha de Eppy. No daban el paso al frente los blanquiazules, incapaces de evidenciar su superioridad numérica a pesar de la entrada de jugadores de refresco. Guti guardó cambios. Dani Gómez se escapó de su marcador y su potente disparo a media altura fue repelido por el portero. En un nueva acometida madridista, Alberto encontró pasillo en la derecha, buscó el ángulo y Kellyan rechazó abajo el envenenado balón.

A diez minutos del final, el Málaga encontró una contra. Hugo rompió por la derecha y le devolvió el balón a Joel, pero cabeceó fuera con toda la portería. Tendrían que lamentar una más clara los vigentes campeones, con un remate al larguero que botó sobre la línea de José Carlos. En la contra inmediata, a Iván se le fue alto el último remate para evitar la prórroga.

Las precauciones consumieron la primera parte del añadido. La segunda fue del Madrid, que tomó todos los riesgos para evitar la lotería. Ya en el 108, un defensa del Málaga le sacó el gol de la bota a Alberto, tras una asociación por la derecha entre Echu y Alberto. Kellyan sostenía a los malaguistas, hermético ante todos los desafíos. Las fuerzas y la musculatura le fallaban al equipo andaluz, muy interesado en jugársela a los penaltis. A cinco del final, el Málaga probó de la medicina que le aplicó al Celta en la semifinal. Óscar, desde el vértice del área, clavo a un palmo de la escuadra una falta. Una salida en falso del Belman heló a los madridistas antes de gritar campeones.