Compitió, pero una vez más, los pequeños detalles le dieron la espalda. El Marín Peixegalego firmó su sentencia en el encuentro que esta mañana le enfrentó al Prat en A Raña. El conjunto local, moralmente hundido, sabía que tenía ante sí una utopía para lograr la permanencia y en su primera final, cayó. El bloque catalán se impuso 76-84 para firmar su salvación matemática y condenar al Peixe a regresar a LEB Plata el próximo año.

El equipo locatario no comenzó mal. Tras un titubeo inicial, la escuadra peixista hizo una gala de una agresividad superior a la habitual para comenzar mandando en el marcador. Un parcial de 9-0 les colocaba en buena posición. El Peixe cerraba bien el interior y el Prat se dedicaba a buscar triples que acabaron por entrarle. Porque poco a poco, al equipo dirigido por Javi Llorente le comenzó a pesar la ansiedad. El Prat se acercaba y a partir de la mitad del segundo cuarto le devolvió el 0-9 para imponer una ventaja de once puntos.

Al descanso, el Peixe perdía por cuatro (38-42). El equipo estaba todavía con opciones de levantar el partido, pero el Prat aprovechó sus momentos y el cuadro marinense no fue capaz de sacar petróleo cuando se subió a la cresta de la ola. Con un Miso y un Mugica entre algodones, el bloque local pecaba de imprecisiones fruto del cansancio y veía como se le escapaba una permanencia que todo Marín entendía como utópica. Con una falta tremenda de capacidad en el rebote y un desacierto extremo en triples, el 76-84 final que demostró quien tuvo más fuerza mental para competir hasta el final.