Europa no ha cerrado la herida, sino que ha hurgado un poco más en esa hemorragia que lleva abierta desde la derrota en Mendizorroza. El traje del EuroCelta suponía un nuevo desafío. Era la ocasión perfecta para pasar página a lo sucedido ante el Alavés y en esos cinco últimos minutos del Vicente Calderón. Sin embargo, una jugada fatídica en el primer período y la inocencia en los metros finales ponen el anhelo europeo de conjunto vigués contra las cuerdas. La advertencia de Berizzo del miércoles se cumplió. Cualquier pérdida podía ser definitiva. Y así fue. De una falta a favor al tanto que decidió el primero asalto de la eliminatoria. Bongonda evitó 'in extremis' el tanto de Marlos, pero Blanco Leschuk cazó el rechace y marcaba a placer. Nuevo varapalo, el tercero en una semana, para un cuadro celeste que, pese al golpe, buscará la gesta en Ucrania.

El equipo de Paulo Fonseca se adjudicó el encuentro de ida como un equipo grande. Acusó la falta de rodaje. No se vio en Balaídos al equipo intenso, abonado a partidos locos que le llevó en la primera fase del curso a ser un rodillo tanto en su competición doméstica como en la Europa League. Sin embargo, le bastó con esperar bien armado atrás para buscar el error de un Celta demasiado inocente en los metros finales. El choque se resume precisamente en ese apartado. Esa fue la principal diferencia. La pegada es la que ha puesto el sueño europeo de los vigueses contra las cuerdas. Un resbalón de Bongonda o las malas decisiones de Guidetti acabaron por ser determinantes. Aspas tampoco fue el de las grandes citas. El moañés acabó desquiciado. Primero fue Pyatov el que amagó con darle una patada en la última jugada del primer acto y en el segundo tiempo vio amarilla tras encararse con Malyshev.

El equipo vigués, en cambio, demostró su alma. Hizo un ejercicio de fe buscando una y otra vez la jugada certera, esa acción que pusiese a prueba a Pyatov. Pero esa acción no llegó. Los locales pidieron dos penaltis, pero el colegiado no señaló la pena máxima. El Celta se desquiciaba. También Berizzo, que reclamaba las constantes pérdidas de los "mineros". El guión del encuentro se fue definiendo con el paso de los minutos. El corazón céltico contra el oficio ucraniano. Pione Sisto, que entró en los primeros minutos del segundo acto, aportó más desborde arriba, pero al equipo le siguió faltando veneno ante la zaga visitante.

Con el empuje tampoco fue suficiente para plantarse con claridad ante Pyatov. Seguía faltando creatividad a la hora de pisar el área rival. El Shakhtar ya estaba agazapado, deseando escuchar ese pitido final que confirmaría su gran botín en Balaídos, todo un tesoro para un equipo que acusó los dos meses de parón pero que está muy cerca de acabar con el desafío y el sueño del EuroCelta. El equipo de Berizzo no baja los brazos. Toca firmar una gesta en el estadio del Metalist para estar en el bombo de octavos.

Ficha técnica:

Celta: Sergio; Hugo Mallo, Cabral, Roncaglia, Jonny; Radoja (Jozabed, 74'), Tucu Hernández, Wass; Aspas, Bongonda (Pione Sisto, 57') y Guidetti (Rossi, 84').

Shakhtar Donetsk: Pyatov; Srna, Ordets, Rakitskyy, Ismaily; Malyshev, Fred; Marlos (Azevedo, 92'), Dentinho (Kovalenko, 46'), Taison (Bernard, 83'); y Blanco Leschuk.

Gol: 0-1: Blanco Leschuk (26').

Árbitro: Gedimina Mazeika (lituano). Mostró tarjeta amarilla a Radoja, Wass y Aspas por parte del Celta mientras que por parte del Shakhtar vieron cartulina amarilla Srna, Ordets, Rakitskyy, Malyshev y Taison.