El Celta contó como siempre con el apoyo del celtismo en su desplazamiento y en esta ocasión en gran número. En Butarque pudieron escucharse los cánticos más conocidos de la afición, como el dedicado a Guidetti cuando marcó. El sueco, como los demás jugadores, se llevó a casa una cesta de pepinos, el producto típico de la comarca, que el Leganés regala a los visitantes. La nota polémica la puso la prohibición de acceder al estadio a aficionados con banderas gallegas y de naciones celtas o camisetas con el triskel.