El Celta B sumó su cuarto triunfo a domicilio, segundo en un derbi gallego, con más autoridad en el marcador de la que transmitió el juego de ambos equipos. El conjunto de Alejandro Menéndez, que supo leer mejor el partido, afianza su tercera plaza gracias a un triunfo que abrió y cerró con sus goles Borja Iglesias, el principal elemento desestabilizador en un duelo que quedó visto para sentencia al inicio de la segunda mitad.

Hasta ese momento, aunque el resultado indicaba un 0-2, las sensaciones de juego del Boiro no habían sido malas. Había conseguido frenar el equipo de Fredi Álvarez, extécnico del filial vigués, a los pupilos de Menéndez en su faceta de juego de posesión gracias a un ejercicio de intensidad y ayudas.

El mejor arranque del cuadro boirense, que pudo marcar por medio de Gonzalo si no llega a estar Néstor acertado, se topó con la respuesta de Borja Iglesias. El delantero santiagués encauzó el triunfo vigués con un desmarque al que respondió Hicham con un pase medido. Iglesias cruzó con mimo el esférico lejos del alcance de Pato para establecer el 0-1.

Sin apenas margen para maniobrar ante la presión del rival, el Celta B supo manejar mejor todos los registros del juego. Supo ponerse el mono de trabajo cuando fue necesario, combinar cuando pudo y apostar por un fútbol más directo si lo requería la situación.

El filial fue capaz de encontrar una fisura en la zona defensiva del Boiro y Hicham, tras una buena pared, marcó el 0-2 con un remate raso superada la media hora .

La eficacia arriba, la seguridad atrás y el empaque en el centro del campo permitieron al Celta B marcharse al descanso con el partido encarrilado, pese a que el Boiro había ofrecido una buena imagen en el primer acto.

Fredi Álvarez buscó una vuelta de tuerca para reavivar el choque y dio entrada en el intermedio a un segundo delantero, Pedro Beda, en lugar de un centrocampista, Gonzalo. Antes de saber si el cambio podía cambiar el devenir del partido, Juan Hernández se encargó de desmontar la apuesta ofensiva local al marcar el 0-3 cuando aún no habían pasado dos minutos desde la reanudación del juego. Marcó a placer el 0-3 después de una gran jugada de Kevin por la derecha. El capitán del filial llegó a la línea de fondo y puso un centro que se coló entre las piernas de Mateo y que Hernández no desaprovechó.

El 0-3 liquidó el partido y la segunda mitad casi estuvo de más. El gol hizo mucho daño al Boiro, que, sin llegar a entregarse, tuvo claro que ir a la desesperada en busca de un gol podía ser aún más contraproducente ante un rival al que le gusta jugar con espacios.

Una extraordinaria jugada de Borja Fernández desde su campo, en la que se apoyó en Kevin, pudo suponer el 0-4. Picó la pelota ante la salida de Pato y la pelota se marchó junto al palo derecho. A quien no le falló la puntería fue a Borja Iglesias. En un saque de banda volvió a encontrar la complicidad de Hicham, que le sirvió un balón al espacio que encontró a la espalda de los centrales. Tuvo tiempo para levantar la cabeza y orientar el remate al palo más alejado, otra vez lejos del alcance de Pato.

Con todo sentenciado se vio durante algunos minutos al Celta B más vulnerable, impreciso con el balón y sufriendo en las embestidas locales sin él. Encajó el 1-4 en una falta lateral en la que la relajación defensiva invitó a Romay a cabecear a placer un envío de Manu Rodríguez.

Rubén Rivera dispuso en un par de minutos de sendas ocasiones que pudieron dar vida el Boiro. Captó rápido el mensaje el Celta B, que volvió a hacerse con los mandos de la situación a través del balón. La presencia de Agus Medina dio fuelle al equipo vigués, que pudo completar una goleada aún mayor en un par de acciones colectivas con mucha participación de jugadores diferentes.