Funcionó a la perfección el dispositivo de seguridad del derbi, en el que trabajaron quinientas personas entre efectivos de la Policía Nacional, guardas privados de seguridad, miembros de Protección Civil y demás. La larga mañana se saldó sin incidentes relevantes.

Había salido mal la ubicación de los seguidores del Ajax en Fondo -los radicales holandeses arrancaron trozos de asiento para tirarlos a Marcador y hubo avalanchas peligrosas sobre las vallas de publicidad-. En el derbi se apostó por el sistema implantado durante las últimas campañas. Lejos quedan experimentos como traer a los hinchas deportivistas andando hasta Balaídos desde la estación de tren. Los autobuses del desplazamiento organizado, una decena, casi todos contratados por la Federación de Peñas del Deportivo, llegaron hasta la esquina entre Portanet y Olímpicos a través de Citroën, evitando cualquier tipo de embudo en la circunvalación. Al ubicar a los visitantes en un lateral de Río Bajo y Alto, se evitó el lanzamiento de objetos. Un nutrido cordón policial impidió cualquier tipo de conflicto en la zona fronteriza de la grada durante las conmociones del partido.

Al acabar, los hinchas blanquiazules tuvieron que aguardar media hora para que los alrededores se fuesen vaciando de celtistas. Ayudó la lluvia y la hora, con el rugir de los estómagos. Regresaron entonces los autobuses desde su aparcamiento en la factoría para que los coruñeses embarcasen. Los que habían viajado en sus coches particulares se desperdigaron por los alrededores, todavía con el helicóptero policial vigilando desde el aire que no hubiese tumultos. Es un plan bien calibrado, ajustado a base de experiencia, y que funcionó con precisión incluso en lo novedoso: la entrada de los dos equipos por Tribuna.