- Ya casi es un experto en el Ironman de Hawai.

- Este será el cuarto año y creo que algo he aprendido: a regular la intensidad, los kilómetros del entrenamiento previo, y a tener cuidado con la puesta a punto. A veces te pasas de descansar, otras de meterte caña... La experiencia ayuda esos últimos días.

- ¿Cómo ha hecho la preparación este año?

- He cambiado cosas. Empecé más tranquilo en invierno, haciendo una buena base; y la intensidad la he guardado prácticamente para el final. He corrido el Ironman de Lanzarote, que ahí sí que iba bien (fue quinto, en mayo). Ahora tengo un puntito más. Espero que en bici me salga eso que voy notando.

- ¿Y cómo llega a Kona esta vez?

- A una carrera de éstas llegas mentalizado de que te vas a dar una buena paliza. Cuando acabas un Ironman no quieres hacer otro, pero antes de empezar sí que estás motivado, porque es la carrera que desde pequeño ves en las revistas y todo esto. La tienes mitificada. Pero al acabar es otra historia. Quieres desconectar y olvidar el Ironman

- ¿Qué objetivos se marca?

- Sabiendo que la carrera es muy larga, tengo claro que mi ritmo de crucero debe valer para hacer un papel decente en la bici. Si se ponen muy violentos, no entraré en la guerra en los primeros kilómetros. Eso igual me hace perder cuatro minutos en vez de quince. Espero ir mejor y estar en el grupito de 10-12 que irán para jugarse un buen puesto en el maratón. El año pasado fue un poco lo que pasó, se rompió la carrera poco a poco, pero en la bici había igualdad.

- ¿Cuáles son los favoritos?

- Favoritos son los de siempre: (el belga) Frederik van Lierde, (el alemán Jan) Frodeno... Creo que (el canadiense) Brent McMahon estará adelante, viene de la distancia olímpica, pero es muy fuerte en bicicleta. Luego hay una serie de gente, incluso (el vitoriano) Eneko Llanos, (el australiano) Tim Reed. Hay unos cuantos que sabes que van a estar ahí delante, dando guerra.

- ¿Qué ambiente hay ahora allí en Kona?

- El ambiente aquí ya es brutal. Están las calles llenas de gente corriendo. Sales a nadar a las siete o a las seis de la mañana y ya hay gente. La autovía está 'petada' de ciclistas.

- Cuando uno está compitiendo durante más de ocho horas, ¿qué lleva en la mente?

- En carrera siempre tienes que ir centrado, tienes en cabeza muchas cosas, como hidratarte, comer bien, que no te metan sanción por acercarte a menos de doce metros al corredor que te precede en bicicleta porque no puedes 'chupar' rueda. Vas tan concentrado al principio que ni sabes que estás haciendo un Ironman. La última parte de la bicicleta normalmente vas más solo, se hacen grupitos de tres o cuatro o así; y ahí ya se empieza a notar lo que es el Ironman de verdad, con rectas grandes, el viento de lado, vas deshidratado, te duele todo, tienes rozaduras y cuando te bajas a correr, mejor no pensar que queda una maratón. Es mejor pensar en partes. Hay una primera parte que es un poco más entretenida, con curvas, algún repechito, vas al lado del mar, y luego la segunda parte es una autopista, muy aburrido.

- Por eso se hace tan duro.

- El juego mental es importante, saber afrontar ese maratón y saber lo largo que es te va a dar un puntito a favor. Hay gente que se desmoraliza, a pesar de ir muy bien situada. Porque ves las rectas esas y te desesperan.

- ¿Se vive o se sobrevive del Ironman? ¿Compensa?

- Afortunadamente después de 17 años dedicándome por entero al triatlón aún tengo que agradecer a la gente de Beone, Hed, David Toro, SandBeach, 226era, Sailfish, Cervelo, Tomtom o Catlike, que me apoyan para poder seguir siendo profesional de esto. Poder correr otro Mundial -el primero fue en 1996- es algo que tengo que disfrutar más. Algunos años sólo me estaba centrando en el puesto que conseguía. No puedo quejarme de mi palmarés. Los mejores resultados siempre me han llegado cuando lo paso bien trabajando para ellos. Y en eso estamos centrados.

- Iba a ir a entrenar algunos días con Gómez Noya, pero luego él se lesionó y no pudo ir a los Juegos.

- La verdad es que no sé mucho de él. No me ha contado cómo está, pero supongo que estará empezando poco a poco con el trabajo, porque la rehabilitación le va bien. Lo veré por Galicia, a la vuelta.

- Usted es el padre deportivo del triatlón en España. Mario Mola se convirtió el mes pasado en el tercer español que gana un Mundial. ¿Qué le pareció?

- Mario Mola confirmó lo que se esperaba de él. Ya venía advirtiendo de su potencial estos últimos cinco o seis años, demostrando que, como nadara un poquito mejor, iba a estar muy, muy adelante. Fue el más regular. Y eso al final le dio un título muy merecido.

- ¿Qué le parece lo que sucedió en la llegada con los Brownlee?

- Me considero fan de los Brownlee. Siempre lo fui. Me parece impresionante lo que hicieron allí. El mayor, ya en plan de 'yo ayudo a mi hermano y me da igual el resto'. Le ayudó porque quiso, sin contar con la carrera. Y lo del pequeño, hay que tener bastante coraje para poder ir tan al límite. La mayoría de los deportistas no son capaces. E igual mucha gente de esa es la que lo critica. Justamente eso es el deporte: ir al límite. Y a veces te puede pasar eso. Para dejarte los huevos en la nevera, como dice un amigo, mejor quedarte en casa. Yo eso lo aplaudo totalmente. Si los sancionan me parecería patético. El deporte dejaría de tener muchos valores. Pasaría a ser sólo un negocio.