El objetivo de todo deportista a la hora de ponerse a correr no es sólo hacerlo bien, sino también hacerlo durante el mayor tiempo posible. Para que la vida runner sea duradera es preciso evitar lesiones que le dejen fuera de las pistas. Es evidente que "cuerpo sano, corredor sano", así que es necesario seguir pautas para garantizar un óptimo estado de salud y una correcta práctica. Por ejemplo, un chequeo médico antes de comenzar. Si existen dudas sobre alguna vieja lesión o molestia, el profesional sabrá indicar cómo proceder. Otro aspecto destacado es el calzado. Una zapatilla que no sea la indicada para la pisada, el peso o la superficie correcta puede traer dolores que tarde o temprano terminarán en lesión. También se debe tener en cuenta el entrenamiento de la fuerza, ya que dará estabilidad al cuerpo y ayudará a corregir errores en la técnica que estén relacionados con desequilibrios musculares. Otro aspecto fundamental es el descanso. El cuerpo necesita recuperar energía, así que dormir bien y dosificar el trabajo semanal es una gran ayuda, lo mismo que los entrenamientos cruzados (practicar otros deportes).

Antes de salir a correr es necesario despertar el cuerpo, y para eso es fundamental la activación muscular previa. Tras finalizar la jornada, los estiramientos son vitales. Por último, y no menos importantes, se debe "escuchar al cuerpo" y aprender a diferenciar el cansancio del dolor. Las ganas y el entusiasmo muchas veces hacen peligrar la salud por no saber detenerse a tiempo.

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