En torno a un millar de personas acudieron ayer al último funeral en recuerdo de las siete víctimas mortales del accidente del Rally de A Coruña, poco más de un mes después de la tragedia.

Un altar improvisado delante de la casa consistorial de Carral sirvió para hacer un emotivo homenaje a los fallecidos aquel fatídico 5 de septiembre cuando un coche arrolló a decenas de espectadores que presenciaban la competición.

Una pareja que esperaba un bebé y una madre y su hija, así como otros dos jóvenes fueron las primeras seis víctimas, a las que se les unió una séptima al día siguiente, una niña que no pudo superar las graves heridas que sufrió.

A la ceremonia, que comenzó a mediodía, asistieron familiares y amigos de los fallecidos, que pudieron ocultar su emoción al rememorar la tragedia.

El Ayuntamiento de Carral dispuso una serie de sillas en el Campo da Feira que llenaron y fueron muchas las personas que optaron por seguir la eucaristía de pie y mostrar así sus respetos a los homenajeados.

Han oficiado la ceremonia tres sacerdotes de Carral -de las parroquias de Paleo, Barcia y Tabeaio- y otros dos de Cambre -de las parroquias de Anceis y Cambre-, que son los mismos que en su día se ocuparon de los oficios de cada fallecido y han estado acompañados por el vicario general.

Durante la misa han ofrecido consuelo a los familiares de las víctimas, han hablado acerca de la muerte y han comentado lo que ocurrió aquella tarde de septiembre.

Los actos se celebraron en un día nublado con algo de viento en que la lluvia empezó a caer pocos minutos después del fin de la misa cantada, en la que un coro subrayó la emoción de una ceremonia que contó con la presencia de los alcaldes de las localidades y responsables de las policías locales y Guardia Civil.