Con Drazic (por el momento el último balcánico en incorporarse al Celta), el club vigués cierra el círculo que iniciase en 1979 Vladimir Culafic, un futbolista de indudable calidad pero demasiado irregular que pasó a la historia como el primero de aquella región en llegar al Celta. La curiosidad de la historia es que Culafic y Drazic tienen en común el mismo club de procedencia. Ambos fueron traspasados al Celta por el OFK Belgrado. Entre ambos llegarían muchos más y, aunque también hubo evidentes batacazos, el mercado balcánico siempre ha sido un jugoso abrevadero para el Celta. Gudelj, Ratkovic, Maric, Boban -aunque no tuviese suerte-, Djorovic o Milosevic son grandes nombres en la historia reciente del club.