Celta y Deportivo se vieron las caras después de año y medio. Lo hicieron en campo neutral. El duelo tenía un fin benéfico, recaudar fondos para el fútbol base gallego. Fue un derbi diferente. De esos que siempre se recordarán por el buen ambiente que se respiró en los minutos previos al choque. Pasarón fue la sede. El coliseo pontevedrés albergaba por primera vez el clásico del fútbol gallego.

El equipo vigués y el cuadro herculino afrontaban el décimo derbi amistoso de su historia. El último tuvo lugar en 2008 en el marco de la Copa Galicia y el resultado fue el de empate sin goles. Curiosamente fue el único partido de estas características que no acabó con triunfo céltico. En las otras ocho citas el Celta salió victorioso. Dos de las más recordadas fueron en 1996 y en 1999. En la primera el cuadro celeste se adjudicaba el Cidade de Vigo (3-1) mientras que en la segunda los vigueses daban el primer paso para conquistar el Teresa Herrera al imponerse al conjunto coruñés (1-3).

En Pasarón tocaba vivir otro derbi amistoso, un enfrentamiento de la concordia que ojalá se repita dentro el próximo 23 de septiembre en Balaídos. La imagen recordaba a esa amistad que existe entre las aficiones del Athletic de Bilbao y la Real Sociedad. En el partido también predominó la deportividad. Hubo intensidad, contundencia en las jugadas, pero ninguna acción fea. Al final, la victoria fue para el Celta, que mostró ser un equipo mucho más compacto, más trabajado que el Deportivo.