- ¿Usted y el Rápido tenían claro que acababa un ciclo?

- No lo habíamos hablado. Yo lo tenía más o menos claro por mi parte. Tenía sensaciones parecidas a las que pude tener hace cinco años en Cangas cuando también decidí que se había terminado aquella etapa. Es mejor resolver estas cosas con rapidez y claridad. Han sido cinco temporadas muy buenas. Llega el momento y es mejor pararse.

- ¿Qué es lo que siente para llegar a tal conclusión?

- Sonará raro, pero son sensaciones. No es algo concreto. Siempre nos cuesta. No estamos acostumbrados ni a periodos largos ni a marcharnos de los sitios. Yo he tenido la facilidad de encontrar ese momento. Lo hice en el Gran Peña, en el Alondras y ahora tenía la misma sensación.

- "El mejor entrenador de la historia del Rápido", escribe el presidente, Manolo Seoane, en la web.

- No creo que sea tanto, pero me alegra que pueda pensar eso. Han sido muchos años, con buenos momentos y otros más complicados. Pero con una tarea completa y un futuro extraordinario para el club.

- Y un lustro de convivencia con un presidente que no es precisamente de perfil bajo.

- Cuando tiene que decir algo, no se lo calla. Somos parecidos en eso, él con sus formas y yo con las mías. A lo mejor es lo que nos ha ayudado a convivir tan bien durante tanto tiempo. Cinco años en fútbol es un mundo. Yo me he sentido un privilegiado de poder entrenar en Bouzas, en mi ciudad y al lado del presidente.

- Una etapa de transformación absoluta.

- Del año que llegué a éste las nóminas dedicadas a futbolistas han bajado en un 40 o 50 por ciento. Hemos rejuvenecido el equipo. Lo habitual es ver un once inicial con ocho o nueve jugadores salidos de su equipo juvenil o filial. Es mi mayor satisfacción. Les he dicho a los jugadores que yo ya soy pasado en el Rápido; ellos son el futuro. Y el club es protagonista porque ha querido tomar un camino de cantera.

- Usted nunca ha renunciado a un estilo basado en el respeto a la pelota. Lo que algunos consideraban inviable en Tercera.

- Lo hemos intentado siempre, cuando ha salido bien y cuando ha salido mal. No sé si haciéndolo de otra manera hubiéramos conseguido mejores resultados. Pero no lo estaríamos sintiendo. Nuestra tercera temporada, en ese aspecto, fue la más relevante. Logramos que el equipo tuviese una forma de juego común a lo largo de la temporada. La entendíamos todos y todos creíamos en ella. Jugamos al fútbol de manera poco habitual en esta categoría. Nos llenó mucho de alegría y aún lo recordamos.

- Se quedaron al borde entonces de disputar la fase de ascenso. ¿Le queda esa pena?

- Tengo un premio mayor, que en esta trayectoria haya una representación de gente que ha nacido con este trabajo. Más del cincuenta por ciento de la plantilla está armada con gente de la casa. Los logros a veces cubren papeles con más brillantez. Pero entiendo que el Rápido necesitaba eso. Lo hemos entendido todos. Necesitaba ser un club viable y sostenible en este entorno de crisis. Hemos facilitado que sea posible.

- Todo apunta a que su sustituto puede ser Jorge Otero.

- Yo estaría encantado. Es una persona absolutamente capacitada. Una de mis grandes alegrías es haberme topado con Jorge en el Rápido. He hecho un amigo para siempre. Otra es haber trabajado al lado de Javier Maté (director deportivo). Le agradezco todo lo que he podido aprender de lo que mucho que ha intentado enseñarme. Y espero que aquello que aún no he aprendido lo consiga gracias a la relación que nos sigue uniendo.

- Se va sin tener otro destino. ¿Le apetece descansar?

- La decisión no tiene absolutamente nada que ver con otro proyecto futuro. Pero no siento la necesidad de parar. Me apasiona entrenar y quiero entrenar el año que viene. Tendremos que ver si hay alternativas ilusionantes. No me veo en casa. Si no hay nada, no me quedará más remedio que ver fútbol. Es lo que terminaría haciendo, recorriendo campos durante todo el año.

- Suma 500 partidos y siempre cubriendo objetivos. ¿Por qué no le han entregado aún un conjunto de Segunda B? ¿Suerte, relaciones??

- No le doy demasiadas vueltas. Haber estado mucho tiempo en cada sitio me ha permitido no tener que estar buscando horizontes. He tenido que pensar qué hacer en la temporada siguiente tres veces en los últimos quince años. No me lo pregunto mucho. Si lo hago, la respuesta es que ya llegará lo que deba ser. A los que corresponda evaluar tienen mi trabajo en cada etapa como referencia. A lo mejor cuentan las influencias o los amigos. Pero yo estoy muy satisfecho de los amigos que tengo. No creo que deba venir por ahí. Entrenar y entrenar. El que quiera, aquí estoy.

- ¿Y está dispuesto a salir fuera de Galicia, con la inseguridad laboral del fútbol actual?

- Estoy total y absolutamente decidido a arriesgar si hay una propuesta deportiva interesante. Entiendo que en algún momento hay que tomar una decisión de esas características y yo puedo estar en ese momento. Para la faceta que me ocupa, que es la de entrenador, soy tremendamente joven. Llevo 500 partidos a la espalda. Si la oportunidad pasa por salir, estoy dispuesto.