El Celta continuará por méritos propios en Primera División, el lugar que le corresponde y al que se ha aferrado en estas últimas semanas con uñas y dientes esgrimiendo las armas que le han protegido a lo largo de sus noventa años de historia: el esfuerzo, la lucha constante y ese sentimiento de unidad compartido con su afición y la ciudad entera. Han sido las últimas, jornadas de sensaciones al límite, de sentimientos agridulces. Del duro revés en Balaídos ante el Atlético de Madrid a la euforia del "Sí se puede" de las últimas jornadas hasta consumar finalmente la salvación.

Ni las fatalidades en forma de lesiones, que convirtieron al equipo en "El Pupas" de la categoría, ni lo difícil que se presentaba la salvación mermaron la ilusión de una afición entregada que ante el Espanyol llevó en volandas a los suyos hacia la victoria. La fiesta desatada tras el triunfo es el reflejo de la perfecta comunión que a lo largo de toda la temporada han mantenido jugadores e hinchada.

La continuidad en la máxima categoría del fútbol español permitirá al Celta, con más fundamentos si cabe, crecer al amparo de un proyecto especialmente sólido en lo económico. El plan de viabilidad en el que se halla inmerso después de convertirse en una de las entidades pioneras en promover un profundo saneamiento interno le permite afrontar con absoluta garantía su futuro inmediato.

El Celta va camino de su primer siglo de existencia con las cuentas depuradas. Ni siquiera el descenso del que se ha librado hace unas horas hubiese comprometido su futuro, al contrario que otros clubes a los que un nuevo paso por el infierno de la Segunda División les empuja hacia al abismo.

En Vigo, en Galicia y en todos los territorios con celtistas es ahora tiempo para disfrutar y reponerse de las últimas jornadas de angustia e incertidumbre. Así es el fútbol. Inmediatamente después deberá ponerse en marcha la maquinaria para rediseñar el trazo que marque el destino del Celta entre los grandes del fútbol español. Llegará entonces el momento de subsanar los errores cometidos que comprometieron la permanencia y de perfeccionar los aciertos que han permitido alimentar un año más el sueño de una ciudad y de una afición cada vez más unida a un club que camina erguido y fuerte hacia su centenario. Enhorabuena a todos los que lo han hecho y lo hacen posible.