Guardiola le regaló un ejemplar de su libro “Mi gente, mi fútbol”. “Ojalá tenga algún día tu sentido del humor, Doctor Borrás, Genaro”, le escribió el azulgrana en la dedicatoria. “Lo mejor del Mundial de Corea fue conocer a alguien tan fascinante como él”, asegura el presidente de la Federación Española de fútbol sala, Javier Lozano. Huellas del rastro que dejó su existencia. En mayo pasado se cumplieron dos años del fallecimiento del traumatólogo vigués, jefe de los servicios médicos del Celta durante veinticinco años y de la selección española durante más de quince. Ayer se le conmemoró como era propio: con un evento deportivo, ese pádel que fue su última pasión, y una sonrisa en la boca. “Es lo que él hubiera querido”, sentencia Fernando Rey.

El Campeonato de Vigo de pádel, a partir de ahora Memorial Genaro Borrás, llegó a su fin. En el Círculo Mercantil se congregaron familiares, compañeros y amigos. Estuvieron sus hijos Genaro y Nina, su hermano Carlos Enrique, su cuñada Fátima y sus sobrinos. También el doctor Mario Galán y Sesé Fernández Puga, enfermera de siempre. No faltó Rogelio Chantada, que lo fichó para el Celta y el fútbol, ni Vlado Gudelj, paciente predilecto. Miguel Angel González Besada, presidente del Mercantil, ejerció de anfitrión en la fiesta. No se lloró su ausencia. Se festejó lo mucho y bueno que se vivió junto a él.

Fernando Rey tuvo la idea de dedicarle el Campeonato de Vigo de pádel. Él y Borrás se midieron durante más de tres décadas en las canchas de tenis, squash y ya en esta modalidad, a la que se dedicó el galeno durante los últimos años, hasta que la enfermedad lo retiró de la pista. “Nunca me ganó”, recuerda divertido Rey y es algo que al competitivo Genaro debía fastidiarle. “Aunque era todo fair play”, acota.

Amor a la raqueta

“Jugó mucho a esto, fue campeón”, comenta Mario Galán, colega de clínica, quirófano y club. “Todos los deportes de raqueta le encantaban, más que el fútbol. Está mal decirlo pero él jugaba si ganaba. Iba cambiando”, bromea. “Cuando vio que al tenis ya no podía, buscó otra cosa que pudiese dominar. Se fue adaptando a su forma física y su edad”.

Galán resume a Borrás como “médico, humanista y deportista. Se merece esto y mucho más, y que crezca este campeonato y sea una referencia. Espero que se vayan juntando cosas que lo recuerden como esa calle que le iba a poner la ciudad”. Lo acordó el consistorio, pero aún falta la elección de la calle y su bautizo.

Gudelj, que es otro logoman de Vigo, trató mucho a Borrás. Fue su médico y más que eso: “Fue un amigo, una buena persona, que siempre transmitía cosas buenas. Difícil calificarlo. Cuando Yugoslavia estaba en guerra, venían los refugiados y siempre los recibía en su consulta, los curaba… Ha sido un ejemplo y un espejo para todos los jugadores del Celta”.

Gudelj se multiplicó hace años por las cafeterías, troquelado en cartón. “Ah, sí, aquella campaña de abonados”, recuerda. Hace tiempo que trascendió su envoltura carnal y se transformó en un símbolo. Hoy ocupa su sitio en el mural de Tribuna, en Balaídos, entre los dieciséis elegidos para resumir la historia celeste. Está en un extremo de la composición. En el otro está Genaro Borrás “y con más merecimiento. Hay que cuidar el recuerdo de estos personajes que ya no están y nos transmiten mucho. Son palabras mayores”.