El Academia Octavio se pone en marcha. La estación de destino es la Liga Asobal, a la que el equipo desea retornar un año después de perder la categoría. En medias estará la Copa del Rey, en la que actuará como anfitrión, el primero de la historia de División de Honor B. Grandes citas, hacia las que irá acelerando. La plantilla, remozada, comenzó ayer al trote, en una jornada marcada por presentaciones, discursos y planes.

El presidente, Javier Rodríguez, y el entrenador, Quique Domínguez, recibieron a los jugadores a las 19.00 horas en As Travesas. Sólo faltó Leo Maciel, el portero argentino, que en estos momentos arregla sus papeles y al que se espera la próxima semana. Sin él, dieciséis profesionales, más Iván Amarelle, que competirá en las filas del Cisne, y los juveniles Andrés e Iván. Diecinueve jugadores, muchos aunque no importó en la sesión física de ayer. No ha llegado la hora de tocar balón.

Y de hecho el número no se reducirá probablemente. De los diecisiete profesionales sólo está en cuestión Kobin, aquejado de una lesión degenerativa de rodilla que le impide competir a un nivel aceptable. El primera línea ruso charló ayer con Javier Rodríguez y en breve mantendrá una reunión más amplia. El club busca un acuerdo. Si no es posible, respetará el año de contrato que tiene firmado y lo tratará como a cualquier otro miembro de la plantilla y esa es también la intención de Domínguez. "Es un jugador nuestro más", certifica el técnico.

Domínguez está encantando con la actitud que ha percibido en sus jugadores. "La primera impresión ha sido muy buena. Todo el mundo ha venido con muchas ganas, conscientes de la tarea que nos espera".

El preparador se reunió con sus chicos y les repartió el plan de trabajo y el calendario de amistosos previsto para las cinco semanas que restan hasta que comience la competición. Le comunicó las normas del reglamento interno y añadió una breve arenga en la que les ha explicado "lo que tienen por delante y el gran trabajo que tenemos que hacer al ser un grupo nuevo en una categoría nueva, aunque la conozcamos perfectamente".

Para el Octavio no existe otro destino posible que el ascenso. Al menos, es un candidato firme. Se lo exige su historia tras encadenar veinte años consecutivos entre los veinte mejores equipos del balonmano español (entre los dieciséis de Asobal o los cuatro primeros de la B). Sumar la vigésimo primera campaña en tal disposición les aseguraría pelear hasta el final por su objetivo. El sistema de competición contempla el ascenso directo del primero y un play off entre los cuatro siguientes que organizaría el segundo de la fase regular.