J.c.a  Vigo

Arranca la semana de Maradona. Poco importan las decenas de amistosos internacionales que se disputan estos días en medio mundo; el fútbol sólo tendrá ojos para lo que suceda en Glasgow el próximo miércoles donde el viejo Hampden Park acoge el estreno de Diego Armando Maradona como seleccionador argentino ante Escocia.

El mito baja al campo. La leyenda Maradona se somete a partir del miércoles al debate que acompaña a cualquier entrenador y que en el caso de la selección argentina se hace mucho más intenso y cruel. Sus "amagos" tanto en Mandiyú como en Racing fueron breves escarceos que nadie se tomó realmente en serio. El día siguiente de su designación como líder de la "albiceleste" el diario bonaerense "La Nación" resumía a la perfección la encrucijada a la que se enfrenta el mejor jugador de la Historia: "Diego arriesga el mito Maradona" decían. Y así es. A partir del miércoles por la noche, cuando en cada taberna de Argentina se hable del encuentro ante Escocia a Maradona se le empezará a juzgar como el responsable de la selección, no como al mito intocable al que se consiente casi todo y a quien nadie se atreve a replicar.

Como era de esperar, la aparición de Maradona en la escena ha desatado un interés incomparable con cualquier otro estreno. En dos semanas se ha hablado más de la selección argentina que en un par de años y, como no podía ser de otro modo, ya han empezado los culebrones y las polémicas. El primero de ellos tiene que ver con los ayudantes de Diego. La AFA, dirigida por el eterno Grondona, quiso imponer los colaboradores y Maradona echó mano de su agenda para montar una "guardia pretoriana". El problema es que a Ruggeri, uno de los elegidos, lo ha vetado Grondona en base a un secreto inconfesable ("me llevaré a la tumba el motivo" dijo el presidente de la AFA) y en medio de esa disputa se mueve ahora mismo Argentina.

Discusiones al margen el fútbol está ansioso por ver a Maradona al borde del campo arengando a una generación de futbolistas brillantes, una de las mejores promociones que ha dado Argentina y que debería llevarla a pelear por el título mundial dentro de dos años. Para eso "el 10" debe quitarle la razón a aquellos que desconfían de su categoría como entrenador y que recuerdan que entre Mandiyú y Racing -los equipos a los que dirigió como técnico- sólo cosechó 3 victorias en 23 encuentros. Nadie duda de su capacidad motivadora, de que recurrirá a todos los tópicos posibles y que apelará por encima de todo al sentimiento. Pero también habrá que ver el influjo que tiene en unos jugadores que crecieron venerando su figura, alimentando al mito y soñando con estar cerca de él. Sin ir más lejos, Montenegro, uno de los jugadores que acuden a esta convocatoria, tiene tatuado en el gemelo el autógrafo que Maradona le firmó cuando era niño. Son las cosas a las que habrá que adaptarse, consecuencias de que la charla antes de los partidos la dé una leyenda y no un entrenador cualquiera. Por eso muchos dudan de que la relación funcione como debiera. El miércoles, en Hampden Park, arranca un nuevo capítulo de la vida de Maradona. El mundo contiene la respiración.