Alejandro Menéndez suma adeptos a su causa. Buena parte de los componentes de la plantilla se decantan por que el asturiano continúe al frente del equipo la próxima temporada. Un aval al que la directiva suele conceder importancia. En el seno del consejo de administración también están satisfechos con el rendimiento que Menéndez le ha sacado a los futbolistas en circunstancias complejas. Sin embargo, hay aspectos de su comportamiento que provocan ciertas dudas y mantienen abierta la posibilidad de fichar a un técnico más consagrado.

En el club siempre han tenido muy en cuenta el ambiente que calibraban en el vestuario. Fue un factor decisivo en anteriores destituciones. Y esta plantilla, quizá por lo próximo que llegó a estar el abismo de la Segunda B, se ha aliado con Menéndez en su candidatura al banquillo de la próxima campaña. Aunque obviamente con voces discordantes, el gijonés convence.

La opinión tiene un peso relativo, considerando que un gran porcentaje de jugadores no seguirá. Es más bien una referencia de cómo Alejandro Menéndez, sin experiencia al máximo nivel, puede manejar un grupo de curtidos profesionales. La directiva califica con nota alta el rendimiento ofrecido sobre la cancha y la preparación de los choques.

Pero Menéndez está sometido a un escrutinio que supera lo estrictamente táctico. No sólo a causa de su delgado currículo, sino como norma que los mandatarios se han marcado para su política laboral. Tienen muy presente lo sucedido con Hristo Stoichkov.

Los errores de Stoichkov

Al búlgaro lo sentenció más su comportamiento que el arranque del equipo, que al final ha estado acorde con el resto del ejercicio e incluso ha sido superior al de alguno de sus predecesores. Hubo gestos que desagradaron, como expulsar a Oubiña de la sala de fisioterapia de A Madroa por no pertenecer al primer equipo o echar a Adrián de una cena con sus compañeros debido a que no estaba convocado.

Así que a Menéndez se le observa con lupa en todos los aspectos que comporta el cargo. De esos interrogantes puede depende que obtenga la gran oportunidad que espera para impulsar su carrera o si cede el paso a colegas más veteranos, al estilo de Preciado o Luis César. Otros miembros de la entidad prefieren ese perfil de mayor empaque. Cualquier detalle puede decantar la balanza en el dictamen definitivo sobre una cuestión que se antoja central en la planificación de la próxima campaña.