Dallas Mavericks y Miami Heat, dos novatos en estas lides, pelan a partir de hoy, en una final de la NBA al mejor de siete partidos, por el anillo de campeones después de un largo camino para llegar hasta aquí.

Ninguno de los dos eran los favoritos cuando arrancó el ejercicio ni tras la temporada regular, pero ambos se han ganado por méritos propios el derecho a luchar por la corona después de superar a San Antonio Spurs, campeones el año pasado, y Phoenix Suns, los Mavericks, y a Nueva Jersey Nets y Detroit Pistons, los Heat.

Los texanos, fundados en 1980, han necesitado 26 años y la llegada del millonario Mark Cuban y del alemán Dirk Nowitzki, ese jugador franquicia sobre quien ha crecido el equipo, para ganarse el derecho a luchar por el título.

Para Miami, que dio un paso adelante con su movimiento en el mercado hace dos años para hacerse con un Shaquille O´Neal que quería abandonar la compañía de Kobe Bryant en los Lakers, también es una oportunidad de oro después de haber salido de la gigante sombra en el Este que era Detroit.

Esta final no hace más que confirmar lo que apuntaron los últimos años ambas escuadras. Dallas venía amenazando con ello después de estrellarse ante San Antonio (2001 y 2003), Sacramento (2002 y 2004) y Phoenix (2005), obstáculos que ha superado esta campaña.

En el Este, los Heat han conseguido llegar en su momento más dulce de forma al punto cumbre del año, los "play-offs", donde dejaron un reguero de víctimas en su camino en las figuras de Chicago Bulls (4-1), Nueva Jersey (4-2) y Detroit (4-2).

La serie por el título será un pulso entre lo que sea capaz de hacer el nuevo dúo mágico de la NBA, Dwayne Wade y Shaquille O´Neal, que ha recuperado su mejor nivel en esta fase final y se parece al jugador dominador que sumó tres anillos con los Lakers (2000, 01 y 03) y la versatilidad de Nowitzki. El alemán es uno de los mejores jugadores de la NBA, quizá todavía no reconocido por los galardones, ha firmado una fase final impecable, con una media de 28 puntos por partido, y es el eje sobre el que se mueve el juego de los Mavericks.

El hombre elegido para marcar al alemán es el alero Udonis Haslem, que ya está mentalizado para tener que soportar los efectos demoledores de las acciones ofensivas de Nowitzki.

El duelo será también de lo más interesante en los banquillos, donde se verán las caras un hombre como Pat Riley, que lo ha ganado ya todo, ante un Avery Johnson que, después de haber sido elegido entrenador del año en su primera temporada completa, quiere el anillo de campeón. La cita adquiere, además, una trascendencia especial para Riley porque puede establecer la tónica de las Finales, las primeras que va a dirigir desde hace 12 años, cuando lo hizo con los Knicks de Nueva York.

Tan alta está la moral de Miami, que ni siquiera los problemas que afectan a Dwyane Wade y que le han impedido entrenarse con normalidad los dos últimos días han bajado la moral del equipo. Confían en que Wadem sufra simplemente un ligero acceso de sinusitis y que podrá estar recuperado a tiempo.