Iván Ferreiro hizo brillar anoche el repertorio de Golpes Bajos, y eso que, según él mismo dijo, las 19 canciones que lo componen, y que sonaron sin excepción en el Auditorio Mar de Vigo, son "las menos luminosas que se han hecho en España". "Yo he heredado esa visión pesimista", añadió el que fuera cantante de Los Piratas, que sentenció: "Esto es un capricho mío, pero también un homenaje a Germán Coppini".

No se completó el aforo de 1.421 butacas del Mar de Vigo, ocupadas en su mayoría por contempo(p)ráneos de Golpes Bajos -como Silvino Díaz, de Aerolíneas Federales, y el pintor Din Matamoro-, pero también por jóvenes que aún no habían nacido cuando el grupo vigués se había disuelto, y algunos niños.

Sobre el escenario, Iván Ferreiro con dos de los miembros de Golpes Bajos, Pablo Novoa (multiinstrumentista, aunque preferentemente guitarrista) y Luis García (para el que escribe, el mejor bajista de pop rock de la década de los 80); Marta (Martiño) Toro a los teclados y programaciones y Amaro Ferreiro a la guitarra, este último algo difuminado en la mezcla.

El concierto se inició con Santos de Devocionario y siguió con Hazme un nueve, Desconocido y Ayes, antes del archiconocido Fiesta de los maniquíes.

A falta de sorpresas en el repertorio, descartadas por la misma naturaleza de la propuesta - "no pidáis 'Turnedo', no va a pasar", ironizó Iván Ferreiro-, el único misterio residía en cómo se iban a vestir las canciones en directo y en las historias que iba a contar Iván Ferreiro. Lo primero ya se vio en el disco Cena recalentadaCena recalentada, aunque, con buen criterio, hay en esta gira margen para alargar las interpretaciones con las intensas percusiones de Pablo Novoa (en Colecciono moscas y La reclusa), los teclados y las aportaciones electrónicas del cantante, que utilizó un arpegiador, una caja de ritmos y efectos de voz.

Iván Ferreiro confesó que Golpes Bajos le llegó "de una forma invasiva" a su "cabeza y corazón", y que Cena recalentada, que tiene "uno de los arreglos de piano más bonitos que se han hecho en la música española", es una de las canciones más importantes de su vida, porque refleja bien la adolescencia, "cuando tienes 14 o 15 años y crees que nadie te entiende", "aunque mi madre no estaba loca, ni mi hermana era imbécil, ni mi padre se bababa". Contó también que a quien conoció en primer lugar fue a Luis García. Se lo encontró cuando Ferreiro trabajaba de recogevasos en un bar de Baiona.

Para el cantante miñorano, Golpes Bajos, al igual que Golpes BajosSiniestro Total. "Yo intento meter todas las mierdas localistas que puedo, me gusta nombrar Vigo, Val Miñor y Galicia", dijo, antes de entonar A Santa Compaña.

El concierto, que se cerró con Tendré que salir algún día -con piano de Pablo Novoa-, Malos tiempos para la lírica y No mires a los ojos de la gente -con un largo final al estilo rave electrónico- contagió la devoción de Iván Ferreiro por Golpes Bajos Golpes Bajos, una devoción compartida por muchos vigueses, y que era justo y necesario elevar a los altares en Vigo, la ciudad que vio nacer a uno de los grupos de los ochenta que mejor ha tratado el implacable paso del tiempo.