El parque forestal de Nigrán protegerá del fuego tres barrios con un cinturón verde

Operarios sustituyen eucaliptos y acacias por especies autóctonas alrededor de A Lama, Chouzo y Rozadas, en Camos y Chandebrito

La brigada forestal municipal arranca eucaliptos para plantar frondosas cerca de las casas. |

La brigada forestal municipal arranca eucaliptos para plantar frondosas cerca de las casas. | / REDACCIÓN

N. Pillado

La creación del primer parque forestal del Val Miñor está en marcha y, tras desbrozar la maleza con el fin de preparar el terreno para la transformación, arrancan los trabajos para habilitar su cinturón verde, el que protegerá del fuego los barrios de Rozadas, en Chandebrito, y de A Lama y Chouzo, en la parroquia de Camos. Fue en este último núcleo camoés donde ardieron dos viviendas en la tragedia de 2017 y el Concello pretende que la barrera esté lista antes de la temporada de máximo riesgo.

La brigada municipal ha comenzado a arrancar especies invasoras como eucaliptos y acacias de la franja de 65.000 metros cuadrados que rodea las casas, las que la ley obliga a eliminar a 50 metros de la población, y los sustituirá por variedades autóctonas como carballos y sobreiras. La operación se prolongará dos meses, por lo que se espera que esté lista en abril.

El parque forestal municipal Os Matos-Río Táboas es “o proxecto medioambiental máis ambicioso da comarca nas últimas décadas”, afirma el alcalde, Juan González. La oleada de incendios de octubre de 2017 arrasó este bosque de ribera que vertebra el río Táboas y que sirvió de nexo, más que de frontera, entre las parroquias de Camos y Chandebrito. Las comunidades de montes de ambas parroquias y el Concello de Nigrán decidieron sacar adelante el plan de recuperación cuya inversión alcanza los 400.000 euros.

Zona en la que se plantan las especies autóctonas.

Zona en la que se plantan las especies autóctonas.

El fuego se llevó por delante tanto la masa arbórea de eucaliptos como la “fraga” autóctona y las plantaciones de coníferas y frondosas. Actualmente, el terreno presenta un regenerado natural de pinos, eucaliptos, carballos y castaños. El objetivo es que, gracias a la intervención humana, se recupere la vegetación propia del entorno y se le añada atractivo por la gran biodiversidad de especies vegetales y animales que lo forman.

Tras una primera fase destinada a la erradicación completa de las especies invasoras y la realización de plantaciones autóctonas para mantener su microclima húmedo, la segunda se dedicará a la creación de espacios públicos, la restauración de uno de los antiguos molinos y la puesta en valor de los petroglifos que allí se encuentran.

Se plantarán asimismo robles en una zona pedregosa para retener el terreno y evitar desprendimientos y se tratará de aprovechar la producción de castañas, nueces, setas y maderas nobles.