La entrada al castro de Santa Trega recupera su forma original

Concluye la restauración de la puerta norte, ofreciendo al visitante una imagen aproximada del acceso al poblado en la Edad de Hierro

Reconstrucción de la puerta norte al castro del monte Santa Trega, en A Guarda.  // D.P.

Reconstrucción de la puerta norte al castro del monte Santa Trega, en A Guarda. // D.P. / Judit Bernárdez

La puerta norte del barrio de Mergelina, en A Guarda, ya luce como cuando el Monte Santa Trega estaba habitado por sus primeros ocupantes, los castrexos. La empresa Terra Arqueos ha concluido los trabajos de reconstrucción de dicho elemento, que comenzaron en diciembre. “Son los primeros trabajos en los que se lleva a cabo la reconstrucción completa de la puerta de un poblado castrexo. Desde ahora el visitante dispone de una imagen muy aproximada de cómo era el acceso a los castros durante la Edad del Hierro”, explica Brais X. Currás, investigador del Instituto de Historia del CSIC.

La puerta fue excavada entre los años 1910 y 1920 por la Sociedad Pro Monte guardesa con el asesoramiento del arqueólogo Ignacio Calvo. Años más tarde, Cayetano de Mergelina registró planimétricamente aquellos trabajos.

“El dintel apareció caído in situ, al pie de la puerta. Ahí ha permanecido durante casi un siglo, esperando a su restitución al lugar original. Las jambas de la puerta, en cambio, están desaparecidas, pero la solera conserva las marcas donde iban asentadas. La reconstrucción, ahora, de la puerta norte del poblado ha implicado una gran complejidad técnica. Los trabajos consistieron en la reconstrucción parcial de la muralla y la restitución del dintel. Para ello, se emplearon exclusivamente medios manuales, con la ayuda de cinchas de amarre y poleas, evitando utilizar maquinaria. Las jambas, que están perdidas, se sustituyeron por reproducciones y se colocaron en el lugar original”, dice Brais X. Currás.

Vista panorámica del castro de Santa Trega. / S. Rodríguez

Vista panorámica del castro de Santa Trega. / SALVADOR RODRÍGUEZ

Durante la Edad del Hierro y hasta la llegada de Roma, el paisaje estaba formado por una sucesión de aldeas fortificadas, opuestas y enfrentadas entre sí: los castros. Todos estos poblados estaban cercados por una muralla que simbolizaba ese enfrentamiento, representando la identidad de cada comunidad castrexa frente a las demás y garantizando además la seguridad del grupo. Por eso las murallas, los fosos y las estructuras de acceso, son los elementos más visibles de los castros y aquellos en los que se invirtió más trabajo y se puso más cuidado.

"Las jambas, que están perdidas, se sustituyeron por reproducciones y se colocaron en el lugar original"

La puerta norte del castro de Santa Trega destaca dentro de la arqueología castrexa por su excepcional conservación. Una larga escalera de piedra, flanqueada entre muros, asciende la ladera hasta la puerta que franquea el paso al interior del poblado. Todo un complejo diseño arquitectónico pensado para que quien entrase tuviese que atravesar este pasadizo y no pudiese ver el interior del poblado. El sistema de acceso al castro tiene así un importante componente escénico y ejerce un control físico sobre las personas que acceden al poblado. La muralla y la puerta son un símbolo de poder. Son la principal expresión de la comunidad que habita el castro y el modo en que se presentan hacia el exterior, hacia los otros castros.

La importancia de los trabajos realizados en la puerta radica en que, por primera vez, el visitante dispone de una imagen muy aproximada de cómo era el acceso a los castros durante la Edad del Hierro.

La actuación fue llevada a cabo por la empresa Terra Arqueos bajo la dirección de Miguel Ángel López Marcos, restaurador con amplia experiencia. Por su parte, el Concello de A Guarda ha promovido la iniciativa, para la cual ha contado con el respaldo financiero del Padroado do Monte Trega y la colaboración de las Comunidades de Montes da Guarda y Camposancos. La actuación ha contado con una financiación de 23.691 € aportada exclusivamente por el Padroado.

Suscríbete para seguir leyendo