La Cofradía de Baiona se mudará al muelle
Arranca la primera reforma integral de la lonja en dos décadas, que habilitará las oficinas del pósito en la primera planta, además de nuevas cámaras y otro edificio de chabolas
Todos los servicios del sector pesquero baionés quedarán centralizados en el muelle en cuanto terminen las obras de la lonja. Los marineros y mariscadores ya no tendrán que salir del puerto para realizar sus gestiones administrativas. Las oficinas de la Cofradía de Pescadores A Anunciada dejarán las dependencias de la antigua Casa del Mar y se trasladarán a la primera planta del edificio portuario, cuya primera reforma integral en veinte años ha arrancado esta semana.
La Consellería do Mar ha adjudicado por un total de 1.098.564,03 euros el proyecto a dos empresas tras un concurso público al que se presentaron un total de veinticuatro. Elecnor S.A. se encarga de la reforma del edificio existente por importe de 749.799,37 euros y tiene 9 meses para finalizar la ejecución. Su trabajo consistirá en unificar las dos estructuras para distribuir en el mismo edificio las actividades y las oficinas administrativas, mejorando sustancialmente las condiciones de trabajo, así como el acondicionamiento energético del inmueble. Al disponer de más espacio, en la lonja habrá dos zonas diferenciadas, una de clasificación y limpieza de las capturas y otra para las subastas que incluirá un mirador público a través del que vecinos y visitantes podrán contemplar las pujas.
Construcciones Castro Figueiro levantará otro inmueble en la parte trasera del actual para reubicar las chabolas donde los socios de la Cofradía baionesa guardan los aparejos. Tiene seis meses para terminar el edificio que lleva a cabo por 348.764,66 euros.
Las mejoras serán sustanciales, según destaca la patrona mayor, por que se ganará en espacio y, sobre todo, en servicios para los pescadores. Y es que, además de contar con nuevos almacenes para sus pertenencias, dispondrán de baños con vestuarios y duchas. Se dotarán además nuevas cámaras de frío y congelado.
Los trabajos suponen un trastorno para los trabajadores del mar de Baiona. Han tenido que desalojar las chabolas en las últimas semanas y llevarse sus aparejos a casa mientras duren y tendrán que convivir con la maquinaria y los operarios hasta principios del próximo año. “Merecerá la pena el esfuerzo”, destaca la presidenta del pósito ante la reorganización del trabajo.
Por el momento, los operarios trabajan en la zona que hasta ahora albergaba los almacenes y la subasta permanece en su sitio. En cuanto esa fase termine, la venta de pescado y marisco se trasladará a esa parte para dejar sitio a las obras. La construcción del anexo se ejecutará de forma paralela. El mayor inconveniente del proceso llegará a la hora de trasladar la subasta, ya que las cámaras de frío y congelado quedarán inactivas. “Estamos buscando soluciones alternativas para solventar ese problema”, comenta González.
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