Hay oficios que se llevan en la sangre, o se heredan por la seguridad de seguir un negocio en marcha, o por puro sentimentalismo. Lola y Suso Pérez Rodríguez son hermanos y hosteleros por vocación, legado familiar y corazón. ¿Qué pesó más a la hora de elegir profesión? “Qué más da”, responden. El caso es que son la sexta generación de una saga centenaria del sector en Baiona, que siempre han estado cerca de los negocios de sus padres y que por voluntad propia se han formado con estudios superiores para labrarse un futuro en el ramo. La pandemia los ha puesto en la disyuntiva de renovarse o morir. Los tres afamados buques insignia del grupo familiar –el hotel balneario Talaso Atlántico en Oia, el restaurante Los Abetos en Nigrán y la jamonería Jaqueyvi– están cerrados temporalmente. Con cerca de cien empleados en ERTE y el futuro pendiente de un virus, han decidido reinventarse a través de la venta de productos gourmet “online”.
La idea empezó a forjarse tras el verano, “cuando veíamos que esto iba para largo”, explica Lola. Pasaban los meses, se endurecían las restricciones y el 1 de diciembre paraba el Talaso, hace tres semanas lo hacía Los Abetos y, cuando la Xunta decretó la prohibición de servir en el interior de los locales hace tres semanas, llegaba el turno del Jaqueyvi. Al grupo empresarial solo le quedaba activa una distribuidora de alimentación y bebida para el sector, con nave en Nigrán.“En este momento la hostelería es imposible y nosotros teníamos el know how de la empresa familiar, los contactos de proveedores y posibles clientes y la infraestructura, así que nos lanzamos”, señala.
El espíritu emprendedor les viene de lejos. Francisco Fernández Sánchez, tatarabuelo de la madre de ambos, Dolores Rodríguez Fernández, abrió una taberna en el casco histórico baionés en 1860. Por aquel entonces no se bautizaban las tascas y el primer nombre llegó al establecimiento en 1941, cuando se lo puso la nieta del fundador, Carmen Vernet, bisabuela de los más jóvenes del clan en 1941.
Todavía quedan baioneses que recuerdan aquel mítico bar Abellón, que se convirtió más tarde en el actual hotel Tres Carabelas de la mano de la siguiente generación, que también montó una panadería y el inolvidable camping Pedra Rubia, activo en Mougás desde 1968 hasta los años noventa del pasado siglo. La siguiente “hornada” familiar, los padres y tíos de Lola y Suso, sigue al pie del cañón a la espera de despertar de la pesadilla del coronavirus. Les toca a los benjamines buscar alternativas para diversificar el negocio y sacarlo adelante.
Tratan de lograrlo con delihunters.com, una web en la que encontrar lotes de delicatessen con vinos, licores jamones, embutidos, conservas, chocolates y snacks. Una forma de darse un homenaje sin salir de casa, la tendencia que impone la crisis sanitaria. “Al no funcionar la hostelería, se incrementa el consumo de este tipo de productos en los hogares y no hay supermercados con productos gourmet en todas las poblaciones”, apuntan. Los estudios de mercado y tendencias los respaldan. Ahora esperan que lo hagan los clientes.