Tanto auxilia a los heridos en un accidente antes de que llegue la ambulancia o regula el tráfico en un atasco como escribe una novela de 570 páginas. Adolfo Suárez Piñeiro es un polifacético oficial de la Policía Local de Nigrán empeñado en demostrar que la tarea de velar por la seguridad de los ciudadanos no está reñida con la creatividad, y menos con la sensibilidad. Acaba de publicar su primer libro, "El secreto de los almendros", una historia de amor entrelazada con una trama policíaca que tiene mucho de autobiográfica. El autor es miembro de las fuerzas de seguridad por vocación. Lo lleva en la sangre: es nieto, hijo y hermano de policías. Pero también "un verdadero romántico", asegura.

En base a vivencias propias e imaginación, Adolfo ha tejido un relato de ficción que deja al aire pinceladas de su trayectoria profesional de 26 años y da rienda suelta al soñador que lleva dentro. Sorprende a quienes ya lo han leído porque "siempre muestro una expresión muy seria por mi oficio, pero la verdad es que soy un auténtico enamoradizo". Quiere dejar muy claro que en su caso "detrás del uniforme hay una persona con sentimientos".

Marco es el protagonista de la novela, un alter ego inventado también policía con el que comparte numerosas anécdotas, que encuentra el amor de servicio, ayudando a una joven que vive una situación traumática. La trama está cargada de flashbacks que aprovecha para presentar todas las aristas del personaje desde su niñez, así como numerosas anécdotas reales que han forjado a lo largo de los años al hombre que hoy es Adolfo.

No deja escapar la oportunidad de mostrar los lugares que le han marcado. La historia sucede en una ciudad ficticia, Vernil, pero el personaje principal veranea en Panxón, su localidad natal en la vida real y en la ficción, porque es allí donde residen sus abuelos y donde recuerda su primer trabajo estival detrás del mostrador de un quiosco de helados en la playa.

La afición por la escritura y la sensibilidad no son nuevas para Suárez, que ya apuntaba maneras en la adolescencia. Ganó un concurso de frases de amor convocado por la asociación gallega de joyeros y logró una beca de estudios que inicialmente le habían denegado tras escribir una emotiva carta al Ministerio de Educación. Son algunos de los detalles de su biografía que aparecen en esta novela que ha madurado durante doce años. "Era un proyecto personal que empecé en 2008. Nunca había pensado en publicar nada porque era algo que hacía para mí. Me servía para distraerme en momentos difíciles, tras desengaños amorosos", explica. Pero hace un año decidió dejar a un lado la timidez y mostró el texto a sus amistades, que le animaron a sacarlo a la luz. La publicación se retrasó unos meses a causa de la pandemia pero al fin está a la venta a la espera de fecha para la presentación oficial. Puede encontrarse en las librerías Vernet, en Baiona, Paraísos de papel, en Nigrán, o Don Bosco, en Vigo.

Con la novela en el mercado, dos hijos y algún árbol plantado, Adolfo ha cumplido con las tres premisas del dicho popular, pero su vida incluye muchos más logros. Además de prestar servicio como oficial de Policía Local en los ayuntamientos de Nigrán, Porriño e incluso como jefe en Cambados, es diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago y ha realizado estudios de Ciencias Policiales, Seguridad Pública y Detective Privado en la Universidad de Vigo.

Es instructor de tiro en la Academia Galega de Seguridade y a su agilidad con las armas la precede la velocidad en las pistas de atletismo. La novela también repasa sus éxitos deportivos. Con 15 años logró el récord de España de 100 metros vallas en categoría cadete -con 14,01 segundo- y nadie lo ha superado todavía. Una lesión lo obligó a dejar el atletismo y se pasó al taekwondo, que también abandonó tras la espantada del monitor.

Ahora, a los 46, el deporte lo practica "para estar en forma físicamente". Y la escritura, para despejar la mente. Ha empezado ya la segunda parte de su novela "con el mismo sentimiento e ilusión por entretener a la gente" que la primera.