El invernadero de camelia de Río Tollo se ha convertido en el escenario de "La última cena", una de las pinturas más icónicas de Leonardo da Vinci. Sin embargo, en lugar de representar a Jesús anunciando a sus doce apóstoles que uno de ellos lo traicionará; las protagonistas del mural han sido trece empleadas de este vivero tomiñés, las cuales han posado para una de las imágenes que integrará la serie fotográfica "Facedoras do Baixo Miño", proyecto con el que la artista Mar Caldas quiere visibilizar el trabajo de las mujeres en el rural gallego.

En este nuevo trabajo, Caldas marida fotografía e historia del arte para que el resultado final traslade al espectador a una obra pictórica determinada en la que las mujeres se muestran "fuertes, poderosas, orgullosas y dueñas de sí" mientras desempeñan su actividad laboral. En el caso de esta versión salida del invernadero tomiñés, la artista visual tuvo claro que "la perspectiva de fuga de los viveros y los carros de las plantas" sería el decorado perfecto para dar vida a "La última cena". "Sabía que había muchísimas mujeres trabajando en el vivero y que podía contar con un grupo amplio para la escenificación, algo que no suele ocurrir", explica Caldas.

La foto final, titulada "Trabajadoras en vivero de planta ornamental", imita el esquema compositivo de Da Vinci, pero también el inusual contacto físico entre los personajes que se puede observar en la obra de la pintora Plautilla Nelli, una versión más desconocida para el público.