Los romanos se dedicaron a la producción de sal a mar abierto en Oia. Y lo hicieron en cantidad, en varias plantas de grandes dimensiones. Así lo confirman los arqueólogos contratados por la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta para excavar dos zonas costeras del municipio. En apenas una semana, los profesionales han descubierto un total de diez estanques de evaporación de sal: seis de 16 metros cuadrados cada uno entre las rocas de As Lagoas, en la parroquia de Viladesuso, y otros cuatro de entre 4 y 8 metros cuadrados en A Robaleira, en Mougás. "Seguramente habrá más. Estamos, sin duda, ante un complejo industrial salinero que pudo haberse explotado en torno a los siglos III y IV después de Cristo", asegura Mar Cortegoso, la directora del proyecto.

La investigación oficial arrancó la semana pasada, después de dos hallazgos clave en los últimos meses. El primero tuvo lugar en febrero y fue Dino Vicente Refojos, un vecino del entorno, el que localizó "unas pedras planas que podían ser algún resto antigo" en As Lagoas, tras un fuerte temporal. Consultó al arqueólogo Javier Costas Goberna, que ya avanzó entonces que aquello correspondía a unas salinas romanas. Las sospechas de este experto tomaron forma el pasado agosto cuando recibió la llamada de Jorge Fernández Blanco, gerente del albergue de peregrinos O Aguncheiro de Mougás, que había detectado a pocos metros de su establecimiento, en A Robaleira, otra estructura similar.

Como recalca la también arqueóloga Mar Cortegoso, ya existía constancia de salinas romanas en otro punto próximo, en Porto Mougás, que desaparecieron por abandono hace cuatro décadas.

Los tres lugares estarían así conectados por la actividad salinera y se relacionarían también con el complejo de O Seixal, tan solo a unos kilómetros, en A Guarda, cuya excavación ya dirigió Mar Cortegoso en 2015. Sus características coinciden con el yacimiento guardés. Se trata de lagunas artificiales rectangulares y empedradas, "muy bien conservadas" , que los trabajadores de la época -probablemente habitantes de los castros próximos- cubrirían con "una especie de mortero ya desaparecido" del que recogerían la sal, explica la investigadora. Cortegoso apunta a un sistema de evaporación "favorecido más por el viento de la zona que por el sol, no como ocurre en otras salinas", explica.

La excavación se prolongará hasta la próxima semana y, a partir de ahí, el equipo de arqueólogos iniciará un trabajo de campo en el entorno para documentar el yacimiento de cara a su catalogación y protección urbanística. Más adelante, llegará la fase de divulgación para dar a conocer tanto el enclave como la actividad que los pobladores romanos de Oia llevaron a cabo.