Tui cuenta con dos vecinos cuanto menos peculiares, los hermanos González. Estos son José y Lisardo, una pareja de hermanos procedentes de Lobios que "se llevan como el perro y el gato", tal y como asegura una nieta de Lisardo, y cuyas edades suman 193 años. José tiene 92 años, y Lisardo, 101.

Ambos conviven en la residencia Paz y Bien donde se sienten como en casa y de donde, de vez en cuando, hacen algún paseo en coche con José al volante, algo con lo que Lisardo no está muy de acuerdo porque afirma que "yo conduzco mejor que este".

Ambos presumen mucho de su tierra, bromeando con que han dejado la Baixa Limia para venir al Baixo Miño, y haciendo un repaso por sus vidas las anécdotas son infinitas, porque a pesar de la edad a José y a Lisardo la memoria no les falla. El más joven todavía recuerda una de las preguntas que le hicieron cuando hizo el ingreso y el más mayor asegura que "el 11 de septiembre de 1940 estuve en un atraco en Porto Quintela". Ahora viven juntos desde hace tres meses, cuando Lisardo dejó su casa para venir a la residencia donde José ya llevaba viviendo dos años, aunque juntos también han hecho algún viaje, como cuando estuvieron durante un mes en El Cairo.

Durante estos 101 años a Lisardo le ha dado tiempo a "engordar" mucho su curriculum, según dice, y es que se ha dedicado al comercio, ha trabajado de jefe de almacén, ha sido teniente alcalde y depositario y estuvo en la guerra durante 33 meses, donde se licenció como sargento a pesar de que "no pegué ni un tiro". Quizás la clave de su eterna juventud sea su DNI, el cual no renueva desde 1988 porque en la fecha de caducidad pone "validez permanente". "Cuando tengo que enseñarlo y me dicen que lo debo renovar les pregunto que si no saben leer", dice Lisardo.

Por otro lado, José ingresó a los 16 años en el seminario porque "mi amigo Julio quería entrar y yo lo acompañé, él no aguantó hasta el final pero yo sí". Así pues, ha dedicado su vida al sacerdocio y ha estado durante cuarenta años al cargo de dos parroquias, aunque también ha tenido tiempo para viajar y visitar "casi toda Europa, China y Japón". Además, cabe destacar que bajo el mando de José fueron levantadas dos iglesias, piedra por piedra, la de Cualedro y la de Villar de Liebres.

Ahora sus vidas son algo más tranquilas y se dedican a sus aficiones, José la informática y Lisardo la gimnasia. El pequeño de los González va a clases de informática, dedica su tiempo libre a investigar por internet en el ordenador portátil que le regalaron sus sobrinos, actualiza sus redes sociales y saca alguna que otra foto. En cambio su hermano, el más longevo, prefiere pasear e ir al gimnasio de la residencia, aunque también recibe muchas visitas porque con tres hijos, siete nietos y siete bisnietos "mínimo dos veces por semana nos vienen a visitar".

Así pues, los únicos problemas que tienen ahora José y Lisardo son por las llaves del coche. José estrena coche nuevo porque tal y como relata su hermano mayor "hace dos meses tuvimos un accidente y el anterior quedó chatarra, menos mal que no nos pasó nada". Lisardo le echa la culpa a José porque "no levanta el pie", pero a pesar de que este le ofrece su coche, Lisardo rechaza su oferta porque asegura que "yo no cojo coche que no sea el mío, lo vendí hace unos meses pero aún andaba con él, el psicotécnico me dijo que pasaba la prueba mejor que uno de 50 años".