“La sociedad de la culpa ha sido sustituida por la sociedad de la ansiedad. Estamos ansiosos por vivir, por recrear continuamente cosas que se quedan viejas y nos sentimos oprimidos” en determinados momentos, señaló ayer el sociólogo José F. Durán Vázquez en Club FARO.

“No hay sociedad que no pueda enfrentar las tensiones entre las promesas y las realidades”, prosiguió. “Lo que en otro tiempo –reflexionó– hacía la religión, que era resolver esas tensiones, es lo que hoy en día hace la terapia, los libros de autoayuda” para intentar responder a una cuestión: “¿Cómo no he llegado a la altura de lo que esperaba?”.

Presentado por el profesor Pablo Fernández Carballo-Calero, Durán –que acaba de publicar el libro “La integración del sujeto moderno. Entre la liberación y la inclusión. Un relato de arraigos y desarraigos” (Dykinson)– recalcó que vivimos “en un tiempo acelerado que oprime y libera”. “Esta es la sociedad de la falta de tiempo”, agregó.

Pero al mismo tiempo, el sociólogo y profesor en la Universidad de Vigo opinó que “vivimos en la sociedad de la activación”, con la gente continuamente ganando competencias. Esto no solo se da entre los escolares sino también en los mayores jubilados, según expuso en su conferencia.

“La escuela ya no es transmisora sino activadora. Eso crea una espiral de evaluación y devaluación continua. Los viejos también son invitados a actuar. Nadie puede estar tranquilo. Todo el mundo tiene que estar activado”, señaló el sociólogo.

Durán también se refirió a cómo educar a los hijos: “Hay muchas horas de trabajo y muchas horas de capacitación para padres e hijos: música, danza, idiomas, deportes... El problema es ¿cómo capacitar a alguien que cuando ya tiene la capacidad esta ha quedado obsoleta? Nunca se está suficientemente preparado que es estar continuamente preparado”.

Lamentó que en general la gente no considere que los saberes históricos, artísticos y literarios hagan a los hijos más virtuosos.

También se refirió al lugar que ocupa el trabajo en nuestras vidas. A diferencia de las generaciones que nacieron en la Guerra Civil o inmediatamente posterior –“la generación de los que vinieron a trabajar a Citroen”, señaló–, ahora buscamos liberarnos en el trabajo cuando antes aceptaban sacrificarse cuando lo desempeñaban.

Eran además familias ritualistas: había unas costumbres, se comía a determinadas horas...); pero era también la sociedad de la culpa que se da “cuando los individuos creen que no están a la altura del deber que siempre trasciende al individuo”.

Desde mediados de los 70, comenzó a modificarse esa sociedad con hijos que ya no recuerdan los sacrificios de los padres y que desean una vida más placentera y gozosa. Esta sociedad derivaría a mediados de los 90 en las familias consensuales –una situación más parecida a la de hoy en día– donde no se hacen reproches y donde se disfruta de una independencia que también tiene sus riesgos.

“¿Cómo transmitir algo a la siguiente generación si la única cosa que se quiere transmitir es la conciencia de la liberación? ¿Cómo lograr transmitir solo lo que significa independencia y autonomía, de qué vale la pena liberarse? Esto crea una personalidad inestable, insegura”, opinó el sociólogo.

Un profesor volcado en el análisis de las ideologías

José Francisco Durán es profesor de Sociología en la Universidad de Vigo. Este experto licenciado en Sociología, Geografía e Historia así como en Ciencias Políticas acaba de publicar “La integración del sujeto moderno. Entre la liberación y la inclusión”, con la editorial Dykinson. Durante sus años de estudio y dedicación a la labor universitaria, ha centrado sus investigaciones en el análisis de la genealogía de las ideologías, así como los procesos de transformación de las formas de legitimación, de integración y construcción de las identidades en elos mundos del trabjo, la educación y el consumo. Por su parte, ayer fue presentado en Club FARO por Pablo Fernández Carballo-Calero, profesor titular de Derecho Mercantil de la Universidade de Vigo.

“Lo que cuenta ahora es saber vaciarse para volver a llenarse”

José F. Durán señaló ayer en Club FARO que en la enseñanza actual “a penas cuenta la memoria. Lo que cuenta es saber vaciarse para volver a llenarse”, en alusión a la necesidad de estar continuamente adquiriendo nuevos conocimientos que pronto quedan obsoletos.

“Se acumulan trayectorias laborales erráticas”

Por otra parte, indicó que la transmisión familiar ya no se encuentra entre los valores más destacados en la educación. Tampoco la tolerancia –el respeto por los que como yo son soberanos– ni el esfuerzo y mucho menos la perseverancia lo que se traduce finalmente en “trayectorias laborales erráticas y no acumulativas” en muchos casos.