Un equipo sin instinto

El Celta pierde un partido en el que no tuvo la ambición ni el talento para aprovechar el tramo en el que sometió al Betis | Pésima gestión emocional y táctica tras el descanso

Larsen coge la pelota tras marcar el gol del Celta. // LOF

Larsen coge la pelota tras marcar el gol del Celta. // LOF / juan carlos álvarez

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

Le falta instinto al Celta. Los partidos regalan momentos de debilidad del rival en los que uno tiene que sacar su voracidad. Si el contrario te ofrece el cuello hay que morderlo con furia porque no sabes si el destino te va a ofrecer otra oportunidad. Así estaba el Betis mediada la primera parte, sometido por el buen criterio del Celta en la circulación e incapaz de evitar las llegadas de los de Claudio a la frontal de su área. Pero una vez allí el Celta tuvo la pegada y la ambición de un mosquito. Ni profundidad, ni talento, ni hambre por pisar el área con decisión para trasladar al marcador la ventaja que tenían en ese instante en el juego. Preocupante la toma de decisiones (pésima) en los últimos veinte metros del campo y la ausencia de calidad. El Betis descubrió su cuello y el Celta se acercó a olerlo para pegarle un par de lametazos. Fue todo lo que le pidió su naturaleza. Ahí estaba el partido, un equipo maduro lo habría intuido, pero el Celta o no supo o no tuvo la raza para entenderlo. Y ahí se le fue la posibilidad de cobrar una ventaja que habría sido determinante en el destino del partido viendo que al Betis le costaba arrancar. Pero lo hizo y claro, en la primera que pisaron el área del Celta con un mínimo de intención, no perdonaron. Porque el fútbol se trata de morder cuando se puede.

Pierde Giráldez

El globo se desinfla poco a poco. Giráldez conoció la derrota en un partido jugado de forma decente en el primer tiempo (cuando entendieron la manera de superar las primeras líneas del Betis) pero en el que no comparecieron tras el descanso. Le bastó al equipo andaluz un par de pinceladas de sus jugadores talentosos y un despiste general del Celta para desarmar a los de Giráldez que, con más de media hora por delante, se comportaron como si estuviesen en el descuento. Falta de madurez en el campo y poca capacidad del banquillo para transmitir que el camino no podía ser entrar en un intercambio de golpes que al final solo generaban peligro en el área de Guaita. Era una evidencia de que el partido se iba por el sumidero y nadie fue capaz de frenar esa dinámica diabólica. Ni dentro ni fuera del campo.

Jailson

Probó Claudio a Jailson como central y no puede haber muchos reproches para él. Defensivamente cumplió pese a sus limitaciones y en la salida de la pelota ayudó mucho y aportó claridad. Él, Mingueza por la derecha y Hugo Alvarez por la izquierda fueron esenciales para que el Celta se sacudiese el dominio inicial del Betis y comenzase a tejer situaciones prometedoras en el otro campo. Da la impresión de que el equipo tiene clara la idea que pregona el preparador porriñés, quiere ponerla en práctica, pero de nada sirve si no es capaz de generar luego peligro. Y eso obliga a darle una vuelta al papel que están teniendo los atacantes.

Hugo Alvarez

Más allá de alguna decisión, de su despiste en el comienzo de la jugada del primer gol del Betis...el chico volvió a ser de lo mejor del Celta porque su atrevimiento y personalidad. No se esconde, asume responsabilidades que tal vez no le corresponden y le da mucho trabajo al equipo en una zona especialmente importante. Ha venido para quedarse en el fútbol profesional. A Sotelo, en cambio, se le ve algo apocado, como si a veces no terminase de creer lo que está sucediendo. Y buenos minutos de Damián cuya presencia ayudó a recuperar (solo en parte) el desgobierno del Celta en el segundo tiempo.

El banquillo

Claudio movió el banquillo de forma intensa como es habitual en él. Pero le costó encontrar soluciones y orden. Insiste en la recuperación de Carles (tuvo el empate en un remate que salió desviado) y a Allende solo le ve de punta (y el argentino pisa el área con la decisión que le faltan ahora mismo a muchos de sus compañeros). Sorprende que vea a Cervi como solución de algo y sobre todo extraña de nuevo la ausencia de minutos de Douvikas que volvió a ser penalizado. Ni Iago ni Larsen estaban tocados por una varita mágica ayer.

La angustia

Será compañera de viaje en lo que queda de temporada. Y tal vez la cosa ya se ponga dura esta noche (no confío mucho en el Barcelona post y pre París Saint Germain). Gestionar esa situación emocional mientras se construye un plan va a ser una tarea terrible y la clave de todo. Y para eso hay que aprender a leer los partidos.

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