Un empate con mucho sudor

El Celta suma un punto en Mallorca tras adelantarse con un gol de Aspas y ver cómo Larin igualaba al filo del descanso de un partido de poco fútbol y sin juego ofensivo de los célticos, que se alejan del descenso

Año nuevo, dinámica nueva. Al Celta le sienta bien el 2024, en el que continúa invicto después de los tres partidos disputados hasta el momento. Ayer, los célticos sumaron un valioso y trabajado empate en Mallorca, que le aleja un poco más del descenso, después de que Iago Aspas firmase su gol número 150 en Primera División a los nueve minutos y Larin igualase al filo del descanso. Los locales tuvieron el control del juego, disfrutando de varias ocasiones de gol pero no pudieron superar a un rival que acumuló mucha gente en su campo. El plan conservador de Benítez permitió al equipo vigués no salir derrotado de Son Moix y encadenar nueve partidos sin perder. El punto obtenido ante un rival directo permite al Celta superar al Sevilla en la clasificación. Un pequeño paso después de su victoria ante el Betis que le refuerza anímicamente para afrontar con mejor talante la visita del sábado que viene de la Real Sociedad a Balaídos y el compromiso de Copa en Valencia del próximo miércoles.

Benítez no mintió al advertir en la víspera que el duelo contra los mallorquinistas podía ser poco atractivo para la prensa y los aficionados y que ninguno de los dos entrenadores asumiría más riesgos de los necesarios. Mallorca y Celta no están para regalar nada después de sumar 18 y 16 puntos, respectivamente, en la primera vuelta del campeonato.

Y a los veteranos Aguirre y Benítez no le tembló el pulso al decidir el once inicial. El técnico mallorquinista dio continuidad al plan de las últimas jornadas. No así, el céltico, que recurrió a una defensa de tres centrales que había dejado aparcada desde la octava jornada, durante la visita a Las Palmas. A Benítez le gusta sorprender al rival, incluso cuando va justo de efectivos para plasmar la idea. Apostó por Jailson Marques para acompañar a Unai Núñez y a Carlos Domínguez en el eje de la zaga, a pesar de advertir el día anterior que al recién llegado todavía le faltaba ritmo de competición. El brasileño lo hizo bien en la Copa ante el Amorebieta y su entrenador le dio una segunda oportunidad en un compromiso de mucha importancia para un Celta que pelea por aumentar las distancias con las últimas posiciones de la tabla clasificatoria.

Por delante de la defensa, el Celta también apostó más por el músculo que por el toque y junto a Tapia apareció Carlos Dotor, escorado a la banda izquierda, con Carles Pérez por la derecha. Larsen y Aspas quedaban a merced de que llegase algún balón perdido para poder sacar oro sin apenas apoyos de los compañeros.

Pero el fútbol está lleno de sorpresas y pese al planteamiento conservador que a algún celtista recordó incluso a los tiempos de Maguregui, el Celta se adelantó en el marcador en su primera aparición en ataque. No tuvo que elaborar la jugada. Guaita sacó en largo, Manu Sánchez pugnó por el balón con el central que intentó despejarlo. Apareció Larsen en la ayuda. El noruego vio a Aspas en el corazón del área y le regaló un pase para que el capitán embocase tal y como le llegaba a la izquierda para colocar el balón pegado al palo de Rajkovic. A los nueve minutos, el Celta se adelantaba en el marcador y soñaba con un triunfo que le permitiría superar a tres rivales en la tabla.

Pero faltaba un mundo para cantar victoria y el Mallorca no se rinde fácilmente. Es más, el equipo de Aguirre le puso una marcha más y metió al rival todavía más atrás. Solo había que esperar un rechace, un error, un despiste o poner un buen balón a Larin. El corpulento delantero canadiense es de los que las remata de todos los colores y pelea cada balón como si fuera el último. Es un incordio constante.

El Celta, además, era incapaz de encadenar dos pases. Guaita no sufría pero el Mallorca insistía en buscar la portería rival. Antonio Sánchez tuvo la primera ocasión pero mandó el balón desviado, al igual que el posterior remate de Larin, que se ganó una tarjeta amarilla tras un forcejeo con Unai.

La primera parte languidecía cuando el Mallorca puso un balón a la espalda de la defensa céltica. El central Gio González controló el balón en los dominios de Manu Sánchez y de Carlos Domínguez. El central vigués acudió al cruce pero no pudo evitar el centro. Larin se adelantó a Jailson. Su remate defectuoso y sin fuerza rozó la pierna de Guaita. Los locales empataban en el minuto 42. Mala noticia. Duro golpe para un Celta que había renunciado al ataque y perdía la ventaja en el marcador sin haberse asomado por la portería mallorquinista.

Benítez dio entrada en el descanso a Miguel Rodríguez por un Carles Pérez que solo aportó medio centro en otra gris actuación. El redondelano llevó aire fresco a la banda derecha del Celta: encaró, intentó romper por velocidad y buscó centros al área. Pero el Mallorca seguía controlando el juego y fabricando ocasiones de gol que solo Guaita pudo abortar con dos buenas intervenciones a disparos de Larin, que ganaba los intensos duelos con Jailson y con Unai Núñez.

No cambió la dinámica del juego con el carrusel de cambios. Es más, el Mallorca mejoró con la presencia de Darder y de Abdón Prats. Douvikas, que sustituyó a Aspas, y De la Torre, que entró por Dotor, poco pudieron aportar. A su equipo lo sostenía en esos momentos un Renato Tapia que disfruta cuando el juego se reduce a disputas constantes y en cualquier parte del campo. Ahí aparece el peruano con un pulmón más que la mayoría de futbolistas.

En la recta final del partido, el Mallorca estaba más cerca de la victoria que un Celta que continuaba seco en ocasiones de gol. La última llegó al filo del minuto 90. Una falta sobre Miguel Rodríguez al borde del área grande del Mallorca. Tapia intentó sorprender a Rajkovic con un lanzamiento con el interior que se marchó cerca del palo. Fue la última oportunidad de un partido muy trabado, espeso y de poco brillo, pero sudado por el Celta para obtener un valioso punto en Mallorca.