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Tan cerca y sin embargo tan lejos

Gonçalo Paciencia, el séptimo futbolista portugués que llega al Celta en toda su historia, tratará de romper con la mala conexión que el equipo vigués siempre ha tenido con el mercado del país vecino

Paciencia celebra un gol con el Eintracht.

Gonçalo Paciencia tratará de mejorar la complicada relación que el Celta ha mantenido siempre con el mercado portugués. La relación afectiva, histórica, económica y social que ha existido entre Vigo y el país vecino nunca llegó a trasladarse al fútbol. Pese a tener un enorme mercado de futbolistas a muy escasa distancia, el Celta siempre ha parecido vivir de espaldas a él.

El delantero de Oporto será el séptimo futbolista portugués que se pone la camiseta del Celta en toda su historia. Una cifra ridícula para noventa y nueve años de vida. Numerosos países con menos pedigrí futbolístico y mucho más alejados en el mapa del mundo ha aportado un número más contundente de futbolistas a los anuarios del Celta. El caso portugués es uno de esas cuestiones de difícil explicación en la historia del cuadro vigués.

Carlos Freire fue el primer de ellos en 1986. Ya era un delantero bregado en el campeonato portugués y compartió delantera con Baltazar en aquel Celta que militaba en Segunda y buscaba con urgencia el regreso a Primera. Freire disfrutó del ascenso a Sestao y después de la fiesta y pensando en la máxima categoría el Celta le devolvió a su país. Dejó un gol y su participación en diecisiete partidos.

Tuvieron que pasar once años hasta que llegase el segundo portugués al Celta. Jorge Cadete y Bruno Caires llegaron en el verano de 1997. El delantero tuvo una aparición deslumbrante, pero luego se secó por completo y acabó teniendo un protagonismo residual en Vigo aunque se fue con ocho goles anotados. Solo aguantó una temporada, mucho menos que Caires que tiene el “dudoso honor” de ser el portugués que más tiempo ha estado en el Celta. Tres temporadas. Solo él aguantó más de doce meses en el club vigués. Pero el centrocampista, dotado de una calidad técnica asombrosa, siempre se vio penalizado por su lentitud y problemas con la disciplina. En verano de 2000 dejó el Celta.

Cadete y Caires, en Balaídos tras su fichaje. CAMESELLE

Para la temporada 2004-05, con el Celta deambulando entre Primera y Segunda, llegó Nuno Capucho que en el final de su carrera buscó un destino próximo a su casa (era natural de Barcelos). Su clase permanecía intacta, pero sus piernas no le daban para la Segunda española. Se retiró tras su paso por Vigo.

Miguel Areias llegó cedido al Celta en el mercado de invierno de la temporada 2006-07. De hecho fue el primer portugués que contrató Mouriño como presidente del Celta. Jugó un partido y desapareció de la vida del equipo vigués unos meses después.

Vasco Fernandes fue el último portugués en llegar al Celta. Fue en la temporada 2009-10. Lateral derecho que llegó de la mano de Torrecilla y al que Eusebio dio más de treinta partidos. Aunque su rendimiento fue apreciable el Celta descartó ejercer la opción de compra que tenía. El peso del proceso concursal era demasiado grande para el club en ese momento.

Desde entonces no hubo más portugueses en el Celta hasta la llegada de Gonçalo Paciencia que ayer ya pasó el día en Vigo con pruebas médicas y papeleo. Su anuncio oficial se dejó para hoy. El delantero tratará de cambiar la compleja historia de sus paisanos en el Celta.

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