El Celta afrontará cinco de los ocho encuentros que restan para que LaLiga eche el telón lejos de Balaídos, donde el grupo de Eduardo, el Chacho, Coudet ha perdido en esta segunda vuelta la pujanza que mostró como visitante en el primer tramo del campeonato. Los celestes no han ganado, de hecho, ninguno de los cinco encuentros que han disputado a domicilio desde que el campeonato rebasó su ecuador, con un pobre balance de cuatro derrotas y un solo empate. El equipo vigués se propone revertir esta tendencia en sus próximos desplazamientos al RCDE Stadium y San Mamés, que afronta de manera consecutiva antes de recibir entre semana al Getafe en vísperas del último parón de la competición.

La última victoria a domicilio del Celta se produjo el pasado 2 de enero en el Benito Villamarín (0-2) con doblete de Iago Aspas en uno de los mejores encuentros que se le recuerdan a los vigueses esta temporada. Desde entonces, el grupo del Chacho apenas ha sido capaz de sumar un 1 punto de los 15 que se han puesto en juego fuera de su estadio. Y rara vez han hecho méritos los celestes para obtener mejores resultados.

El Celta concluyó la primera vuelta con más puntos como visitante de los que obtuvo como local. De los 23 puntos que subieron a su casillero, 15 los logró el equipo vigués a domicilio y solo 8 en Balaídos, su asignatura pendiente en los primeros meses del campeonato. Tras recuperar en los últimos tres meses y medio fortaleza en casa, el cuadro celeste suma ya esta temporada más puntos en casa (19) que a domicilio (17).

La tendencia comenzó a invertirse precisamente tras ganar al Betis. De un plumazo, en la misma semana, el cuadro olívico fue apeado de la Copa del Rey por el modesto Atlético Baleares en Palma y unos días después cayó en el Reale Arena ante la Real Sociedad (1-0), que se llevó un duelo parco en ocasiones gracias a un solitario tanto de Mikel Oyarzabal en al arranque del primer tiempo. El equipo que dirige Imanol Alguacil no necesitó mucho más para doblegar a un Celta romo, que generó muy poco juego y no disparó una sola vez entre los tres palos del portal defendido por Remiro.

La imagen y el juego del equipo de Eduardo Coudet mejoró ostensiblemente en el siguiente desplazamiento al Ramón Sánchez Pizjúan, uno de los escenarios más complicados de LaLiga, donde el Sevilla permanecía invicto. El partido se puso muy de cara para el Celta, que mandó en el primer tiempo y en solo tres minutos, del 37 al 40, adquirió una ventaja de dos goles por medio de Franco Cervi y Iago Aspas. El equipo celeste manejó con pragmatismo su ventaja hasta que la lesión de Aidoo avanzado el segundo tiempo le pasó una elevada factura. El Sevilla aprovechó la ausencia del zaguero para estirarse en busca del empate, que logró, también en solo tres minutos, del 71 al 74, con la entrada de Papu Gómez y Oliver Torres.

En tablas, aunque sin goles, concluyó el siguiente desplazamiento, al Nuevo Mirandilla, en otro partido de muy poco caudal ofensivo de los celestes, que desperdiciaron un penalti (Ledesma detuvo el lanzamiento de Santi Mina) en su único disparo entre los tres palos.

Frente al Atlético de Madrid, en el Wanda Metropolitano, el Celta gobernó la pelota con casi un 65 por ciento de posesión, pero fue el conjunto colchonero el que puso los goles con un doblete de Renan Lodi, que decidió el encuentro en dos acciones individuales a las que los celestes fueron incapaces de encontrar respuesta.

Igualada fue también la visita a La Cerámica, que Dani Parejo decidió tras una gran acción entre Danjuma y Manu Trigueros.

Solo dos goles contra el Sevilla y cero en el resto

Llama la atención el exiguo bagaje goleador del Celta en los cinco encuentros como visitante que lleva disputados en la segunda vuelta de LaLiga. Los celestes tan solo han sido capaces de perforar el marco contrario en un par de ocasiones y los dos goles lo anotó el conjunto vigués en el Ramón Sánchez Pizjuán, uno de los escenarios más complicados de los que ha visitado en el segundo tramo del campeoanto. Franco Cervi y Iago Aspas fueron los autores de los tantos. En los cuatro encuentros restantes, el Celta se quedó en blanco, aunque dilapidó un penalti en su único lanzamiento contra la portería del Cádiz y compitió (aunque sin opciones de llevarse mucho más) ante el resto.