Los últimos doce meses han sido los más complicados en la carrera deportiva de Rubén Blanco. Hace un año, el portero de Mos se lesionó de gravedad en un lance fortuito del partido que el Celta disputaba en Huesca. El canterano sufrió una rotura de alto grado del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda, tal y como comunicó el club de manera oficial. El plazo previsto para su recuperación era de ocho semanas, lo que le dejaba prácticamente sin opciones de reaparecer durante la pasada temporada. Además, la recuperación fue más lenta de lo esperado y su alta médica no llegó hasta el mes de julio. Sin embargo, desde aquella fatídica acción en El Alcoraz, Rubén no ha vuelto ha defender la portería celeste en Liga, quedando relegado a un papel secundario en las preferencias de Coudet, que ha otorgado la titularidad al argentino Matías Dituro.
Entre la lesión que sufrió a primeros de marzo de 2021 y su vuelta a los entrenamientos con sus compañeros, en el inicio de la pretemporada, Rubén sumó horas y horas en el gimnasio. De la mano de los fisios del primer equipo y del readaptador, Pedro Docampo, el guardameta sacrificó casi todas sus vacaciones para estar a punto en el regreso a la actividad. Mientras tanto, Coudet acudió a las oficinas de A Sede para solicitar el fichaje de un nuevo portero, posición vetada en el mercado desde hacía casi una década. El club dio el visto bueno y Dituro se incorporó a la concentración de Marbella ya con la vitola de titular. El tercero en discordia, Iván Villar, saldría semanas después rumbo al Leganés.
El equipo vigués ha disputado esta temporada 29 encuentros oficiales -26 de Liga y 3 de Copa del Rey- y en tan solo dos de ellos el elegido para defender la portería fue Rubén Blanco, que tuvo sendas oportunidades ante Ebro y Andorra en el torneo del ko. Ser contacto estrecho de un positivo por COVID le privó de disputar el duelo ante el Atlético Baleares, donde la eliminación del Celta le cerró de un portazo sus opciones de jugar a corto plazo.
Su bagaje de minutos hasta la fecha se reduce a 210 minutos entre los dos encuentros coperos. Es, con diferencia, la campaña en la que menos ha jugado hasta el momento. El curso pasado, pese a la lesión, llegó a sumar 1.639 minutos en 19 partidos. Una temporada antes, en la 19/20, el de Mos superó la barrera de los 3.000 minutos bajo los palos (3.051) y en las 18/19 (2.340) y 17/18 (1.942) también participó en más encuentros de los que estuvo en el banquillo o se perdió. Su ejercicio con menos minutos de su carrera es el de su debut en el primer equipo, donde se quedó en 428, el doble de los que acumula en la actualidad.
La situación deportiva del equipo, lejos de los puestos europeos y sin peligro de descenso a Segunda División, puede jugar en favor del portero de Mos. En el vestuario dan por hecho de que Rubén Blanco jugará algún partido en el tramo final de la presente temporada, sobre todo cuando las opciones por alcanzar objetivos continentales se reduzcan o desaparezcan.
En todos estos meses en los que le ha tocado vivir la cara amarga del fútbol, el canterano ha seguido trabajando duro en cada entrenamiento, recibiendo el apoyo de sus compañeros y amigos. Rubén es uno de los capitanes y también uno de los jugadores más queridos en el vestuario. Coudet también valora positivamente su profesionalidad en el día a día.
Con contrato hasta junio de 2023, el club ya le ha manifestado su deseo de sentarse con él para negociar una ampliación. Por ahora, Rubén ha dado largas a iniciar esas conversaciones, situación que no modifica los planes que tienen en Príncipe, que consideran que no habrá problemas para que el futuro del guardameta siga ligado al del conjunto celeste.
Sea como fuere, las próximas semanas pueden ser importantes para el de Mos, que por ahora se limita a trabajar en silencio a la espera de poder volver a ponerse los guantes en un partido de Liga, acción que no ha podido hacer en el último año.
Una competencia que puede repetirse el próximo año
Por primera vez desde que llegó al primer equipo en julio de 2014, Rubén Blanco ha tenido esta temporada competencia extranjera. En todos sus años como portero del Celta, el de Mos compartió entrenamientos con Sergio Álvarez y, en las últimas temporadas, con Iván Villar. Un núcleo de porteros formados en A Madroa que este año rompió el argentino Matías Dituro, una petición de Coudet y que se hizo con la titularidad desde su llegada a la pretemporada. El ex de Universidad Católica ha disputado todos los compromisos ligueros, siendo además uno de los guardametas más en forma del campeonato, con diez porterías a cero en su haber y en la zona alta del Trofeo Zamora, el galardón que reconoce al portero menos goleado a final de temporada. Dituro llegó a Vigo cedido con opción de compra. Sus actuaciones ya han convencido al Chacho, que desea que el meta siga la próxima temporada en el equipo vigués. El Celta, que no ve con malos ojos su continuidad, negociará con el equipo chileno para rebajar el importe que figura en el contrato. De continuar el argentino se repetirá la misma dupla en la portería el año que viene. A ellos se les unirá con total seguridad Iván Villar, cedido en el Leganés y que apenas está contando con oportunidades en los últimos meses desde que Nafti llegase al banquillo del equipo madrileño.El de Aldán, actualmente lesionado en una de sus rodillas, suma 10 partidos en Liga y dos en Copa del Rey, la mayoría con el anterior entrenador Asier Garitano.
