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Un sueño que modifica estructuras

Los jugadores del Celta B y el Burgos, su próximo rival, en el partido celebrado en Balaídos. | // RICARDO GROBAS

El Celta vuelve a soñar con que su filial juegue en Segunda División A. Por tercera temporada en los cinco últimos años, el segundo equipo céltico se ha clasificado para disputar una fase de ascenso a la categoría de plata. De conseguirlo, el club vigués se vería obligado a realizar un gran esfuerzo estructural y económico para disponer de una plantilla competitiva. A cambio, recibiría unos ingresos por los derechos televisivos con los que ajustar el presupuesto a las necesidades y al objetivo de consolidarse en la nueva categoría.

El Cela B vuelve a asomarse a una Segunda A que le exigiría una reestructuración del equipo, un esfuerzo económico y la puesta en marcha de otro filial - Vería compensados los gastos con los derechos televisivos

Este tercer intento por ascender a Segunda B le llega al Celta B tras sus excelentes resultados en una temporada muy exigente, en la que superó a rivales como el Deportivo, que multiplicaba por diez su presupuesto de 1,3 millones de euros.

Esa inversión inicial tendría que elevarse al menos hasta los 5 millones de euros para competir en la segunda categoría. En esas cifras se han movido este curso equipos como el Lugo (5,4 millones), el Alcorcón (5,3), el Cartagena (5,2) o el Castellón (5). La Ponferradina no ha pasado de los 4,4 millones, pero le han resultado suficientes para situarse como octavo clasificado.

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Con un segundo equipo en un peldaño tan alto, el Celta se vería obligado a acelerar su proyecto de montar otro filial o disponer de un club afiliado de su zona de influencia para dar cabida a los canteranos que concluyen la etapa juvenil pero que no están preparados todavía para dar un salto tan brusco hasta la división de plata.

Lo recordaba días atrás Iago Aspas en una entrevista, en la que el moañés reconocía que a los de su generación les resultó más fácil llegar al primer equipo porque entonces el Celta estaba en Segunda A y el salto desde una categoría inferior no suponía tanta diferencia como ahora con el primer equipo en la élite.

Para construir una plantilla fiable en la división de plata, el Celta se vería obligado a contratar jugadores con experiencia en esa categoría, lo que conllevaría un mayor movimiento de piezas que si el equipo compite en la Segunda B Pro o Primera RFEF, para la que ya se ha ganado una plaza.

El ascenso a Segunda A conlleva no solo el premio deportivo, pues LaLiga también reparte dividendos importantes entre estos clubes por los derechos audiovisuales. Sin datos oficiales sobre la actual, valgan como referencia los ingresos del pasado curso, en el que al Lugo le correspondieron 5,9 millones de euros; al Fuenlabrada, 5,8; a la Ponferradina, 5,7 o al Numancia (que descendió), 6 millones. Para los más modestos, el dinero de las televisiones representa más incluso que su presupuesto general.

Como en Primera División, el organismo que preside Javier Tebas se muestra muy exigente con el control del gasto de los clubes y los límites salariales para evitar desmanes que pongan en peligro la viabilidad de los equipos y, por ende, de las dos primeras competiciones del fútbol español.

Con un Celta B en Segunda División, el club vigués tendría que buscar posiblemente otro emplazamiento para los partidos, teniendo en cuenta que Barreiro incumpliría algunas de las condiciones para acoger compromisos de Segunda A, como la falta de iluminación para partidos en horario nocturno.

El club, en ese caso, se vería obligado a disponer de Balaídos para el primero y el segundo equipo, con los consiguientes problemas de conservación del césped en los meses de intensas lluvias. Unia dificultad que podría solventarse con calendarios alternos entre ambos, para no coincidir el mismo fin de semana en Vigo.

El proyecto de la ciudad deportiva de Mos contempla un estadio con capacidad para alrededor de 10.000 aficionados, pero se incluye en una segunda fase que tardará años en ejecutarse. Esa opción a Barreiro tendrá que esperar para hacerse realidad.

La incertidumbre también se cierne sobre el futuro de Onésimo Sánchez. El técnico vallisoletano concluye contrato con el filial el próximo 30 de junio y por el momento se desconoce si continuará en Vigo, a donde llegó en enero de 2020 después de una dilatada experiencia en los banquillos de Segunda División y Segunda División B tras dirigir con éxito a Huesca, Valladolid B, Murcia y Toledo. Además, formó parte del equipo técnico de Eusebio Sacristán al frente del Girona en Primera División.

En A Sede están contentos con el trabajo de Onésimo y fuentes del club admiten que les gustaría que continuase al frente del filial, que se ha ganado el derecho a pelear en dos partidos el ascenso a la categoría de plata: un sueño largamente perseguido por el club.

Carlos Mouriño lleva años anhelando dirigir a un equipo en Primera y a otro en Segunda. Y para ello, el presidente céltico ha ido moldeando el proyecto de un filial que en esencia estaba destinado al rodaje de los canteranos en un fútbol semiprofesional para que llegasen más preparados cuando diesen el salto a la élite.

El plan de construir un filial en el que pudiese primar el resultado frente a la formación no ha estado exento de críticas y polémica. Sin embargo, ha rozado en dos ocasiones el éxito. Primero en 2017, con Alejandro Menéndez como entrenador. El filial cayó ante el Valencia Mestalla.

Un año después, se repetiría la oportunidad, con Rubén Albés, pero el Cartagena le cortó el camino hacia la soñada Segunda A. Este mayo le espera la tercera oportunidad.

“Es importante configurar una buena plantilla”

Pichi Lucas

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Pichi Lucas

Pichi Lucas

Pichi Lucas dirigió al Celta B entre 2011 y 2013, en el que logró el ascenso a Segunda B. Desde entonces, el filial céltico suma ocho temporadas seguidas en esta categoría. “El anhelo de todos los equipos de Primera División es tener un filial en Segunda A. Eso te da la posilidad de alternar a los jugadores de la cantera con el primer equipo, tenerlos más cerca del nivel que se requiere en la élite. Sería bueno para el Celta que su filial pudiese jugar en una categoría superior”, comenta Pichi Lucas, para quien ese salto de categoría exige también un esfuerzo para disponer de un equipo competitivo. “La Segunda División es una categoría muy complicada y difícil, con un nivel muy similar entre los equipos, que cuentan con muy buenos futbolistas, algunos con experiencia en Primera. Es importante configurar una plantilla que compita en la categoría porque ascender para pasar allí un año nada más no merece la pena”, añade.

“Los canteranos necesitarían un paso intermedio”

Jacobo Montes

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Jacobo Montes

Jacobo Montes

Jacobo Montes dirigió al Celta B desde el verano de 2019 hasta enero de 2020, cuando fue sustituido por Onésimo Sánchez. El técnico redondelano reconoce que un ascenso a Segunda A exigiría un cambio estructural importante en el filial. “Creo que requeriría un cambio estructural porque para los jugadores que saliesen del juvenil les supondría un salto demasiado grande pasar de repente a un equipo de Segunda División A. En ese caso, los jóvenes canteranos necesitarían de un paso intermedio, como un equipo afiliado que jugase en la Segunda o la Tercera RFEF. De lo contrario, se le cerrarían puertas a esos jóvenes futbolistas, que posiblemente tendrían que marcharse cedidos. Siempre es mejor opción contar con un equipo afiliado para tener un control y un seguimiento de esos jugadores. Sería disponer de un equipo filial puente para los canteranos que acaban su etapa juvenil”, explica Montes.

“¿Y por qué no?”, se pregunta el capitán céltico

La victoria sobre la Cultural Leonesa (2-1) certificaba la clasificación del Celta B para la fase de ascenso a Segunda División A, que se disputará a mediados de mayo en varios escenarios de Extremadura. Los célticos necesitarán ganar dos partidos para dar el salto a la categoría de plata y ello ha llenado de alegría el vestuario del filial. Así, Diego Pampín, su capitán, difundía a través de las redes sociales una pregunta: “¿Y por qué no?”, en alusión a las posibilidades de ver el sueño cumplido. Porque tanto jugadores como el club siguen hablando de una ensoñación, quizás por lo largamente esperada, o por la dificultad que entraña alcanzar el objetivo. El autor de los dos goles frente al conjunto leonés, Manu Justo, también lanzaba desde Twitter un mensaje de esperanza: “Sigamos soñando, sigamos haciendo historia”, proclamaba el delantero vigués después de mostrar su alegría por los goles y la victoria, así como por el objetivo alcanzado: “Luchar por el ascenso a la Liga SmartBank”, decía en referencia al nombre comercial de la Segunda A.

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