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La transformación de Brais Méndez

El mosense recupera con Eduardo Coudet la versión que lo catapultó a la selección española - El técnico argentino ha potenciado su agresividad con una propuesta que lo acerca al área y favorece sus cualidades

Brais Méndez celebra uno de los cuatro goles del Celta al Cádiz en la reciente visita del equipo andaluz al estadio de Balaídos. | // RICARDO GROBAS

Brais Méndez vive un momento dulce, acaso el más dulce desde que irrumpió con extraordinaria pujanza en la vida del primer equipo del Celta de la mano de Juan Carlos Unzué. Versátil, con gran lectura de juego y un guante en la zurda, el mosense destacó en el Celta de transición que siguió a la fecunda etapa de Eduardo Berizzo. Su prometedor rendimiento llamó la atención de Luis Enrique, que lo hizo debutar con la selección absoluta con 21 años en un amistoso contra Bosnia-Herzegovina en Las Palmas. Brais respondió al desafío anotando el gol de la victoria.

Su debut con la Roja fue la cumbre de su incipiente carrera. De improvisto, su fútbol se estancó. Comenzaron a aflorar defectos ocultos, las negociaciones para su renovación se empantanaron durante más de un año y su rendimiento languideció a la par que el del Celta, que pasó de la noche a la mañana de mirar a Europa a fajarse en el barro de la lucha por la supervivencia con un incesante desfile de entrenadores.

Brais pagó en buena medida los platos rotos. Al menos a ojos de un sector de la afición, que le reprochó con silbidos su falta de agresividad y escasa predisposición a meter la pierna. Su protagonismo en el Celta declinó y sus apariciones fueron cada vez más espaciadas y menos convincentes.

Pero la llegada de Eduardo Coudet ha marcado un nuevo punto de inflexión en la carrera de Brais. El argentino ha acercado al mosense al área con una propuesta en la que puede brillar. Le ha devuelto el fútbol y la confianza, minimizando sus defectos para potenciar todo su talento con virtudes que apenas habían asomado.

“Brais no ha cambiado tanto. La diferencia es que este entrenador está sabiendo sacarle partido. Pero no solo a él, sino a todos. Está recuperando la mejor versión de todos ellos. Estos jugadores tienen talento. Les faltaba intensidad, que es lo que les ha dado el nuevo entrenador. Con intensidad y el talento que tienen su rendimiento mejora radicalmente”, observa Toni Otero, responsable de reclutar al mosense para la cantera del Celta cuando tenía 14 años.

El exdirector de A Madroa afirma que siempre ha poseído las cualidades que ahora han aflorado con Coudet. “Era un jugador rápido, fuerte y que iba con intensidad. Al adaptarse al medio campo cambió un poco. Con 17 o 18 años, de jugar en banda pasa a jugar por dentro y decae una poco en el trabajo, pero cuando Luis Enrique lo llama para la selección estaba haciendo este trabajo”, apunta. “Por lo que sea, no se fue capaz de sacarle su mejor rendimiento durante algún tiempo y ahora está volviendo a ser el jugador que tiene que ser. Pero no solo él. El Celta se ha vuelto más agresivo y eso tiene un nombre. Se llama entrenar y correr”, precisa Otero, que remacha: “Los que lo conocemos sabemos que esto lo tenía, pero había que sacárselo y esto es lo que ha hecho Coudet”.

Alejandro Menéndez, el técnico que dirigió a Brais Méndez en el filial, opina que Coudet ha acelerado un proceso de maduración que presentaba altibajos haciendo a Brais tomar conciencia de los aspectos que debía mejorar. “Brais se ha dado cuenta de que tenía que trabajar facetas que le gustaban menos. Cuando uno hace un camino árido, que le cuesta y a veces no le da para jugar, se aprenden cosas.”, expone el actual entrenador del Albacete. “Siempre ha sido un chico con mucho talento, con una gran calidad técnica y una pierna izquierda como un guante. Pero ya desde el juvenil era un chico frágil, con poca capacidad de trabajo. En el filial adquirió el trabajo, pero no la continuidad en su nivel de juego. Subió al primer equipo por su talento, pero no por su fortaleza mental”, explica.

Alejandro Menéndez considera que el incesante desfile de entrenadores que ha vivido el banquillo del Celta en los últimos años ha interrumpido, en cierto modo, su progresión. “Ha tardado más en darse cuenta de que tiene que ser un jugador más intenso y de cuerpo a cuerpo, pero se hace camino al andar. En Primera División nadie te regala nada. Hay que disputar, hay que presionar, hay que saltar. Él tiene un físico envidiable y mentalmente se ha esforzado por adquirir esas cosas. Y la exigencia del guion con el entrenador que está ahora le ha servido para mejorar”, destaca.

Las críticas del público han formado también parte del proceso de aprendizaje, según el entrenador asturiano. “Ha llegado pronto al primer equipo valiéndose de su capacidad técnica y su talento como generador y creador de juego, pero con esto no basta. Se necesita también confianza, madurez y continuidad. La mala experiencia de estos últimos años ha provocado que el recorrido se le haya hecho más largo, pero las críticas también le han ayudado a convencerse de que tiene que ser un jugador más agresivo”, apunta Alejandro Menéndez.

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