El Celta no pierde la esperanza de que Rafinha Alcántara pueda volver a vestir de celeste esta temporada. No es una operación sencilla porque el Barcelona pretende hacer caja con el futbolista por un precio (14 millones) que difícilmente puede pagar y el hijo de Mazinho todavía tiene tirón y podría recibir alguna oferta importante.

De momento no ha llegado a Can Barça y el Celta se arma de paciencia con la expectativa de que a Rafinha no le llegue nada lo suficientemente atractivo y pueda ponerse a tiro. En la dirección deportiva celeste son conscientes, por tanto, de que habrá que esperar a la recta final del mercado para saber si se puede abordar la operación. La buena sintonía de Rafinha con el Celta y los lazos familiares que unen brasileño con la ciudad siguen siendo la mejor baza del club que preside Carlos Mouriño para conseguir su retorno a Vigo. A la espera de que se resuelva su futuro, el jugador se entrena con el Barcelona sin contar para Ronald Koeman, que no lo ha incluido en la lista para los amistosos de pretemporada que ha disputado el conjunto azulgrana.

El Celta, cuya prioridad sigue siendo la contratación de un delantero que complemente a Iago Aspas, tiene un problema de límite salarial que espera mitigar con la salida de alguno de los jugadores que siguen en nómina y no entran en los planes del técnico, Óscar García.

Tras la marcha de Juan Fernández, Pione Sisto, Gabriel Fernández y Jozabed, el club espera dar salida al defensa central canterano David Costas, bien a través de una cesión, bien negociando la rescisión de su contrato. El defensa central Jorge Sáenz, mientras, ha pedido también que se le busque una salida ante las bajas expectativas que tiene de jugar este curso.