Celebrado el empate como positivo, especialmente porque el Celta apenas dispuso de oportunidades pese a concluir el choque con un hombre más, la principal preocupación se ha centrado en el estado de salud de Rafinha y Murillo, que concluyeron el choque tocados. En principio, su situación no parece ser grave.

Rafinha, la única opción combinativa del equipo, se fue al banquillo en el minuto 62, a cambio de Brais Méndez, con cierto gesto de malestar o preocupación. Óscar aclararía después en la rueda de prensa: "Rafa llevaba arrastrando molestias durante toda la semana, ha sido duda hasta última hora. Sabíamos que no podía aguantar todo el partido y de ahí la sustitución".

Jeison Murillo, que tuvo que ser atendido aunque aguantó hasta el final del choque, explica las características de su dolencia: "Ha sido un calambre bastante fuerte en el isquiotibial pero espero que no sea nada grave".