"Las finales no se juegan, se ganan" es una frase de Alfredo di Stéfano que refleja el espíritu competitivo de determinados equipos y deportistas. Desde el Celta se anunciaba que afrontarían el compromiso contra el Eibar como si les fuese la vida en ello. Pero ni el equipo ni la afición sienten todavía la necesidad de darlo todo para salvar una comprometida situación. Así, el recibimiento organizado ayer a los jugadores no congregó la multitud de otras ocasiones y el equipo tampoco echó el resto para superar al conjunto vasco. Faltan por disputarse diecisiete jornadas de LaLiga, demasiadas para imaginar que en esta ocasión no se repetirá la misma gesta que la temporada pasada. Balaídos registró ayer la cuarta peor entrada de la temporada (15490 asistentes). Tampoco favoreció el horario. Muchos prefirieron compartir comida con amigos o familiares que ausentarse para acompañar a un equipo que venía de mostrar otra mala imagen tras caer en la Copa del Rey contra el modesto Mirandés.

Resultaron poco efectivas las medidas del club en busca de una mayor asistencia en los actos previos al partido y en el estadio. Es más, algunos aficionados se quejaron del retraso en los descuentos en las taquillas o que solo se aplicasen hasta dos horas antes del inicio del encuentro.

Los que desde las once y media de la mañana acudieron a la grada Siareiros a degustar chocolate, cerveza y empanada por gentileza del club, pasaron después del mediodía a la explanada de Marcador y Tribuna para recibir al autobús con los jugadores célticos.

A pesar de no producirse una asistencia masiva en estos actos previos, los protagonistas agradecieron el apoyo incondicional del celtismo hacia el equipo, que ayer mejoró actuaciones pasadas pero volvió a mostrar su ineficacia ante la portería rival. La grada se enojó más, sin embargo, cuando Óscar García decidió sustituir a Pione Sisto por el 'Toro' Fernández. El internacional danés estaba protagonizando un buen partido, era uno de los más destacados de los célticos. Por primera vez desde que en noviembre pasado sustituyó a Fran Escribá en el banquillo, el técnico catalán era objeto de la crítica generalizada en un Balaídos que no se comportó como si asistiese a una final. Su equipo también se lo tomó con demasiada complaciencia. Faltan muchas prórrogas para decidir quién caerá a Segunda. El Celta es un claro candidato, pero quedan tres meses y medio de competición,demasiadas prórrogas para tomarse cada partido como una final.