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Pocas luces y demasiadas sombras

La desatención defensiva oscurece el estreno de Miguel Cardoso, que paga la osadía de prescindir de Maxi Gómez

Kevin Vázquez, que ayer debutó con el Celta en Primera División, depeja un balón con la rodilla ante del acoso de Juanmi durante el choque jugado anoche en Anoeta. // LOF

El estreno de Miguel Cardoso con el Celta arrojó demasiadas sombras y pocas luces en un partido complicado contra un adversario de buen pie que gobernó la pelota y el juego con una autoridad que el equipo celeste no fue capaz de discutir, salvo en un último arreón de dignidad después de que Maxi Gómez, a quien el nuevo técnico condenó inicialmente al banquillo, le enmendase la plana a ocho minutos de que el árbitro decretase el final.

El preparador luso pagó caro el atrevimiento de prescindir de su rematador más contundente en un vano intento de potenciar el juego por banda con Emre Mor y Andrew Hjulsager. La apuesta de situar a Brais Méndez como media punta tampoco resultó bien, aunque el canterano, muy apagado en el primer tiempo, fue de menos a más y acabó sirviendo el gol que permitió al Celta inquietar tenuemente a la Real Sociedad en el último sorbo del partido.

Pese al apreciable esfuerzo para salir desde atrás con el balón jugado, evitando el pelotazo que se convirtió en uno de los signos identitarios de Antonio Mohamed, el Celta sufrió demasiado para sacudirse la feroz intensidad con que el adversario le apretó las clavijas y acabó pagando un alto precio por dos groseros errores defensivos en momentos claves del partido. La tardía reacción del equipo, que no despertó hasta que el adversario bajó el pistón en el tramo final del choque, no bastó para acercase al empate.

un once sin maxi

Cardoso se atrevió un once revolucionario solo en parte condicionado por las bajas. La decisión más polémica y osada fue prescindir de partida de Maxi Gómez, el gran pilar ofensivo del equipo junto a Iago Aspas. El preparador luso apostó por un once de un solo delantero con el moañés como punta de lanza, un difuminado Brais Méndez en la media punta y Emre Mor y Andrew Hjulsager arrimados a las bandas, un 4-2-3-1 clásico que el Celta no empleaba de modo más o menos habitual desde tiempos de Fernando Vázquez y que no funcionó ayer para arrebatar a la Real el gobierno de la pelota.

Pero Cardoso tuvo al menos el acierto de reconocer el error y rectificar recuperando al uruguayo tras el descanso. Demasiado tarde, pues Zurutuza hizo el segundo antes de que el uruguayo pudiese siquiera entrar en juego y el Celta entró en una espiral negativa de la que no fue capaz de salir hasta que Brais buscó desde la banda la cabeza de Maxi con muy escaso margen de maniobra.

la hemorragia que no cesa

La intención de jugar la pelota y el esfuerzo por juntarse para la construcción del juego se vio truncada de nuevo por un problema de falta atención y firmeza defensiva que amenaza ruina. Con Cardoso el Celta también regala goles y tanta concesión acaba por convertirse en un lastre insoslayable. El primer gol es el perfecto ejemplo de un problema pendiente de resolución que ha desangrado a este equipo desde la pasada.

Un infame control de Jozabed - que dilapidó la oportunidad que le brindaban las lesiones de Lobotka y Beltrán para dar un paso al frente- habilitó a Willian José ante Sergio. Aunque el Gato despejó con los pies el disparo del punta brasileño y Araújo evitó a continuación el gol sacando bajo palos otro remate de Juanmi, Oyarzabal se la ingenió para encontrar a la tercera la red con un disparo raso pegado al palo corto al que no pudo responder el guardameta céltico.

Antes del gol de los donostiarras, el propio Sergio había desbaratado un mano a mano frente a Juanmi y Januzaj había estrellado un balón en la cepa del poste celeste tras otra grosera pérdida de Jozabed tras un saque de banda aparentemente inocuo. Demasiadas concesiones como para pensar que el Celta saldría airoso del trance. Y menos aún tras el segundo gol de los de Garitano, que llegó nada más arrancar el segundo tiempo con un imponente testarazo de Zurutuza tras otro fallo de marca que permitió al centrocampista de la Real rematar sin oposición en el cogollo del área.

una caída desgraciada

La suerte del Celta en el partido acaso habría cambiado de no haber resbalado Aspas cuando se disponía a encarar en solitario a Miguel Ángel Moyá en una de las pocas jugadas en las que el Celta consiguió armar con fluidez y velocidad la jugada. El pésimo estado del campo pasó factura al moañés en una acción clave, pero tan infortunado trance no enmascara los evidentes problemas que tuvo anoche el equipo celeste para ganar con peligro el área contraria.

el esbozo de una idea

En el lado positivo de la balanza, el estreno de Miguel Cardoso permitió vislumbrar al menos el esbozo de una idea de juego, un tenue bosquejo estilístico que va a requerir compromiso y mucho trabajo para verse plasmado sobre el campo. Y el mal debut del sucesor de Mohamed no debe hacer olvidar el poco tiempo que el nuevo técnico ha tenido para preparar un partido complicado frente a un adversario muy motivado para conseguir su primer triunfo en casa de la temporada.

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