El jueves 5 de marzo hemos podido disfrutar en el Teatro Afundación, de la representación de la obra de teatro El Coronel no tiene quien le escriba, basada en la novela homónima del nobel de literatura, Gabriel García Márquez.

El hombre está llamado a tener una esperanza en el futuro. Este es el caso del Coronel Mejía, el cual espera una carta que supondrá su reconocimiento público de que ha servido a su patria (Colombia), aunque hubiere luchado durante la guerra civil en el lado de los que no terminaron gobernando su país. Pero la carta por la cual se le otorgaba su pensión no llegaba.

Al día siguiente, la filósofa Ana Rodríguez Area dirigió un libro-fórum, que se desarrolló en las instalaciones de la FAVEC, sobre el libro El hombre en busca de sentido, del psiquiatra, Viktor Frankl. En él se nos habla de un ser que creyó en que lo único que hace resistir a un hombre, convertido en número a su entrada en el campo de concentración, y pasó por cuatro, es un espíritu que se niega a doblegarse, a negarse como ser humano, a resistir contra toda adversidad, teniendo claro que estamos llamados a vivir.

Tanto en el libro de García Márquez como en el de Viktor Frankl, nos encontramos un desarrollo de vidas coherentes con la situación que viven o han vivido, cargados de unos valores adquiridos a base de un compromiso para con la sociedad en la que se desenvuelven.

Si una persona desea formarse y desarrollarse para mejorar la sociedad está en su derecho, pues no somos objetos sino seres humanos en busca de nuestra personalidad. Por suerte podemos elegir tantos caminos como personas existen para llegar a ser lo que deseamos. Solo un "pero". Este engloba nuestras limitaciones propias, las aptitudes inherentes a cada ser humano. Las enfermedades mismas delimitan nuestra personalidad. Pero también son una oportunidad para desarrollar otros aspectos de nuestra persona, otras aptitudes que no sabíamos ni que poseíamos.

Quizá deberíamos querernos un poco más a nosotros mismos, siendo egoístas, mirando hacia dentro, ya que solo se puede dar lo que se posee y la Dignidad nace con cada ser humano de forma única e irrepetible desde el momento mismo de la concepción.