El memorial del Holocausto erigido en Jerusalén para homenaje de los seis millones de judíos asesinados en los campos de concentración nazis sirve para mantener el recuerdo de un exterminio cometido por unos seres humanos contra otros en nombre de la superioridad racial. La Shoah no es solamente un acontecimiento más de la historia, sino el símbolo de una ignominia humana que corre el riesgo de repetirse allí donde el odio se convierte en arma política.