Ante la masacre que contra los cristianos se está produciendo en Nigeria, a diferencia de otras confesiones religiosas, el cristianismo no se circunscribe a una nación, raza, lengua o continente. Algo que se olvida de manera habitualmente es que el cristianismo nació en Oriente aunque alcanzó su máximo desarrollo en Occidente. No se trata, por tanto, de que Occidente ajuste las cuentas con los perseguidores. Se trata de que el mundo que ha hecho de los derechos humanos su santo y seña levante la voz y tenga el coraje de denunciar una masacre tolerada por razones económicas, y silenciada en nombre de una inconfesable corrección política.