Eureka. Ya hay muchas más ballenas azules, jorobadas y de todos los colores, mar adentro. Las crías de tortuga cruzan a miles el océano verde oscuro. Surgen tantos bancos de sardinas que las lonjas ya no saben a quién venderle el San Xoán. Del plástico del océano no queda ni la "p". Los arrecifes de coral vuelven a bordear el Mar Rojo y Australia. Hay un montón de osos pardos en las cumbres y otro montón de osos polares flotando en gruesas capas de hielo. Acabose la crisis climática. Ya no contaminamos y hace un fresquito muy chulo . Si aterrizas en el aeropuerto de Nairobi o Bostwana, te encontrarás con leones perezosos, tigres, y perrillos de las praderas holgando porque no caben todos en la sábana. El Amazonas es un manto verde infinito en cuyos ríos saltan de nuevo los delfines rosas. Crecen los árboles donde quiera que vayas. Ya es posible cruzar de árbol en árbol desde Fisterra a Shanghái. Miles de canguros juegan con los aborígenes libres en una Australia repoblada. Y tú, mientras, de vacaciones indefinidamente pagadas.