El número de personas ejecutadas en todo el mundo se redujo en casi un tercio en 2018, cayendo a su nivel más bajo en 10 años, lo que para Amnistía Internacional viene a reafirmar que la pena de muerte pronto quedará relegada "al rincón de la historia", si bien ha habido algunos países que han vuelto a aplicar la pena capital tras años de moratoria.

"El drástico descenso de las ejecuciones demuestra que, incluso los países más insospechados, están empezando a cambiar sus prácticas y a darse cuenta de que la pena de muerte no es la solución", subrayó el secretario general de Amnistía Internacional, Kumi Naidoo.