Y cerraron la unidad. Qué duro fue comunicárselo a los enfermos. Ninguno entendía y ellas carecían de una explicación contundente de una explicación que convenciese a unos y a otros. En el abrazo sincero y cariñoso, en medio de las lágrimas por una despedida inexplicable, la frase "doctora,no me abandones" hacía todavía más difícil esa explicación. Leo el lema "Contigo damos la cara".

Me pregunto dónde vais a dar la cara, ¿en un servicio de urgencias durante horas y horas esperando lo inevitable? Los familiares las miraban, al principio con emoción contenida. Qué decirles. Quieren que nos vayamos y no podemos hacer nada; o sí. Podemos dar las gracias por habernos ayudado a crecer profesional y personalmente. Veinticinco años entregando la mente y el corazón hace que nos sintamos orgullosas aunque ya no podamos decir eso de "contigo damos la cara".

Han sido cientos de enfermos y cientos de familiares, cientos de casos en los que nos hemos implicado porque que creemos en los cuidados paliativos. Sabemos que hemos funcionado bien, pero ya no podemos decir contigo damos la cara.