En primer lugar, expresar mi derecho al pataleo y, en segundo, darle un poco de vida a las páginas deportivas pues, quienes las llevan no tienen o no quieren llamar a las cosas por su nombre. "Al pan, pan; y al vino, vino". Yo que llevo más años que la estatua de Hándicap, jugando, entrenando y viendo fútbol, quería dar mi opinión en esta sección para ver si algunos toman nota y tratan de mejorar lo que están haciendo mal.

Acudo a Balaídos desde los tiempos en que la megafonía nos recomendaba visitar al salir del partido la sala de fiestas La Florida, con la orquesta Tospy y su cantante-acordeonista Elenita Menchero. Y Mamá Inés nos decía que todos los negros tomaban café. O también que al salir de viaje en el equipaje pudieras un sobre de Okal. Bueno, al grano: la temporada que acaba de terminar padecí con el Celta desde el primer partido los planteamientos y experimentos con gaseosa que hacía el señor Unzúe.

Lo que peor soportaba era ese juego para atrás que aburría hasta los muertos.

Si hasta lo hacían en los contraataques a nuestro favor que terminaban en las manos de Sergio o Rubén. Hasta sacamos córners que terminaban en gol en contra. Gracias a gran parte de la plantilla (no a todos) y en especial a lago Aspas, nos clasificamos bastante bien. Pero podíamos estar en Europa con otro entrenador, porque este por poco nos deja sin jugadores.

Después de este sufrimiento llegan los Mundiales y ¡todos con España y con el Príncipe de las bateas!. Empiezan a jugar y otro tanto de lo mismo o peor, porque, se supone que a la selección van los mejores, ¿no? La Roja dio verdadera pena.Y según los entendidos, el mejor Isco, claro, es del Madrid. Ahí es a donde quería llegar. El mejor jugador apenas jugó. Es el máximo goleador español pero por encima de todo es el europeo que mejor se desmarca, aunque una pandilla de inútiles no lo supiesen aprovechar. No hace falta que diga su nombre, es príncipe y es de Moaña.

Solo un ruego al señor Mouriño para terminar. ¡Por favor, y con afouteza, que se retire en o noso Celtiña!