Gracias por habernos dado la dimensión real de la corrupción. Joven, brillante y valiente. Te enfrentabas a viejos políticos oxidados, a políticos decepcionados, a doctos políticos y a una bancada hostil que pretendía triturarte, no escucharte, cuya cabeza visible era un personaje siniestro llamado Hernando, contratado para reírle los sarcasmos a su dueño. Te enfrentabas a insaciables financieros, a banqueros de la usura, a grandes empresarios siempre impunes, todos presos del nerviosismo y del recelo. Fuiste desgranando caso a caso con rigor, con detalle, con crudeza, con verdad. Nos ibas dejando atónitos. Remataste la faena con una aplastante lista de 60 presuntos delincuentes por orden alfabético, todos ellos de la élite dirigente del PP. La bancada de la derecha bajaba la cabeza con vergüenza. Deslumbraste a la audiencia.

Señora Santamaría, Rajoy no desmanteló nada. Ni siquiera contestó a un solo caso de corrupción flagrante. Las verdades no son populismo. No intente usted ocultar y engañar.

Sra. Montero, me recuerda usted a una diputada irlandesa de 20 años llamada Bernadette Deblin que despertó a aquel Parlamento de holgazanes y vapuleó al viejo político violento reverendo Ian Paisley de aciaga memoria. Hablaba con la verdad desnuda, sin sofismas. Su fama se extendió por Europa.

Irene, no tengas miedo a nada. Sigue defendiendo al pueblo.