Cuanto me alegraría de que parlamentos y gobiernos erradiquen la palabra sacrificio del BOE y del DOG. Prolongo este deseo al Colegio de Veterinarios, al COB y al profesorado universitario .

Sacrificio es palabra exclusiva del lenguaje religioso. Viene de sacrum ('sagrado') y facto ( 'hacer'). Significa ofrenda hecha a Dios por el sacerdote en nombre del pueblo; consistía en matar un animal, abrirlo en canal, colocar una mitad sobre el altar de piedra y quemarla hasta el estado de cenizas.

El término sacrificio no pinta nada fuera de referencia religiosa. Si al legislar sobre mataderos o bienestar animal, nuestros diputados se notan escasos de vocabulario, sepan con total seguridad que si consultan el diccionario de la lengua hallarán la palabra precisa para expresar lo que quieren.

La ciudadanía necesita políticos e intelectuales implicados en la defensa de las raíces cristianas de Europa, no en el uso de lenguaje religioso fuera de sitio. Pensémoslo bien si no: cuando alguien afirma que las vacas se sacrifican en el matadero está afirmando que el matadero es un templo. Y el matarife, sacerdote. Pero eso no es progreso.