Con esta carta quiero dar respuesta a la tuya "Perdóname hijo" publicada en este mismo medio el 28/09/07. Comparto contigo la preocupación por lo que "vamos haciendo los humanos con este planeta en el que hemos evolucionado", como tú bien dices, pero te voy a contar por qué no tuve miedo al decidir traer a mi hijo al mundo hace casi un año.

La razón principal es que creo en la educación para cambiar este mundo. Como profesora (y por tanto educadora), pero sobre todo como persona y como madre, pienso que se podrían solucionar muchos problemas transmitiendo a nuestros hijos unos valores que muchas veces olvidamos.

La mejor herencia que les podemos dejar es el amor y el respeto a lo que les rodea. Pienso que muchos problemas que tenemos, desde ambientales hasta violencia doméstica, pasando por accidentes de tráfico o por el acoso escolar, se podrían solucionar a través de la educación.

Es más, llevo un tiempo viviendo fuera de España en un

país donde sí se educa a los niños en el respeto al medio ambiente y a lo que les rodea y te puedo asegurar que se nota en el día a día. Porque la gente se hace responsable de sus propios residuos, porque no destruyen sus bosques para levantar miles de viviendas, porque no construyen si pueden renovar, porque se utiliza el transporte público, porque reciclar no es algo excepcional...

Por eso, confío en que sepamos transmitir a tu hijo y al mío la idea de que un mundo mejor es posible, donde (citándote de nuevo) "mirando hacia el futuro se viese el sol saliendo por encima de los árboles, y las estrellas cubriendo el cielo por las noches"

Confío, Manuel, en tu hijo y en el mío.